Amor y ternura brotan por doquier, en las diminutas y laberínticas callejas que componen uno de los mayores slums de Asia: Korail Bosti. En este lugar, de apenas dos kilómetros cuadrados, viven hacinadas más de cien mil personas.
Sin importar el fuertísimo hedor proveniente de las letrinas al aire libre, de las cloacas, esas aguas fétidas, estancadas… Sin importar la tierra enfangada bajo sus pies, ella abrazaba orgullosa a su retoño. Nos miró y la miramos, posó para nosotros con dulzura, sin prisas ni expectativas… ofreciéndonos así su ternura, su Amor.
Cualquiera diría que los moradores de este slum, condenados a vivir en un mundo hostil, un día ya lejano perdieron la esperanza. Sin embargo, aquí vi más coraje, dignidad y compasión que en muchos países del rico y desarrollado Occidente.