Korail Bosti, Bangladesh

En Dhaka, ciudad bañada por las aguas del Buriganga, en la parte antigua de la ciudad, visitamos uno de los mayores slums de Asia: Korail Bosti, en donde, en apenas dos kilómetros cuadrados, viven hacinadas  más de cien mil personas. Llegaron de todas las partes del país; quien sabe cuántas décadas han pasado desde que los primeros moradores se establecieran en este gueto, con el anhelo de encontrar una vida mejor. Les costó un gran esfuerzo llegar hasta aquí, sin embargo, infinitamente mayor es el que se requiere para poder salir de él.

Serpenteamos las diminutas y laberínticas callejas impregnadas de un fuertísimo hedor proveniente de las cloacas, son aguas fétidas, estancadas, lodosas, que se extienden por doquier. Aquí, en este entramado de calles, cocinan, lavan su ropa y atienden su aseo personal, el diminuto cubil en el que habitan tan solo les permite acoger sus frágiles cuerpos, después de una extenuante jornada de trabajo.

En reducidos habitáculos de cinco o seis metros cuadrados, establecen sus talleres o su hogar, llegando a vivir una familia de, con frecuencia, hasta diez o doce miembros.

Mientras camino, los latidos del corazón se aceleran, una emoción inesperada me aborda haciéndome tambalear al ver que, por esas minúsculas rendijas se asoman, primero con timidez, pero muy pronto con total determinación unos ojos ávidos de explorar, de conocer, de compartir… Me invitan a participar de sus vidas. Las puertas se abren. Sin que apenas te percates, tienes un plato en las manos y así me vi saboreando el finni, mi postre favorito, a base de arroz sazonado con canela y una mezcla de especies que no puedo identificar.

Vivo el momento extasiada, comparto risas y juegos con los niños, a veces basta con un apretón de manos. En mi júbilo, busco la mirada cómplice de esa buena estrella que me condujo hasta allí. Él es Mauro de Bietto quien asiente y me acoge con su cálida sonrisa, quizá recordando la primera vez que también él estuvo aquí, pues una única vez le bastó para quedar atrapado por ese poder mágico que proviene del amor.

Más tarde nos asaltó la pregunta ¿son felices? Yo me quedé sin palabras, realmente sigo sin respuesta, pero lo que sí puedo decir es que allí me sentí feliz y fue una felicidad compartida. Me embargó su ternura, su transparencia, su hospitalidad sin límites y recibí sus risas como el mejor bálsamo.

Namasté.

29 comentarios sobre «Korail Bosti, Bangladesh»

  1. En realidad no encuentro las palabras para expresar el sentimiento/emoción que me habita al ver estás imágenes y leer el relato y el sentimiento que compartes.
    Gracias a tí que con cada publicación nos ayudas a dilatar nuestro corazón.
    Gracias a todos ellos porque su vida nutre el aire que respiramos.
    Gracias es la única palabra que encuentro.

  2. Elena, si supiera escribir como tú lo haces resultaría más sencillo expresar las emociones que despiertas.
    Muchas gracias por tus imágenes y palabras.

    1. a ti siempre Miguel, fue uno de los más valiosos regalos encontrarte por el mundo y compartir y así me gustaría que fuese siempre

    1. me alegro muchísimo que te haya gustado Adelaida, el amor que puedan desprender estas imágenes no es sino el que ya hay en tu corazón

  3. Con tu experiencia revivo las mías preteritas casi cuatro decadas.
    Mundo de contrastes.
    Belleza en medio de la inmundicia.
    Felicidad alrededor del sufrimiento.
    Y siempre una mirada amable que te guía entre el caos.Gracias por tu testimonio.

  4. Gracias Elena, poco puedo decir mas bien sentir y emocionarse ante la vida que te crea un gran interrogante,hay veces que me siento perdida y no se muy bien como expresarlo , gracias Elena por compartir

    1. A ti Justi, gracias por tu escucha y también por expresar tus sentimientos tal y como lo haces, con el corazón. Abrazo fuerte.

  5. Gracias, Elena, por tener el valor de visitar estos lugares, hacer esas maravillosas fotos, y compartirlas con los demás que las vemos en la comodidad de nuestras casas, sin arriesgar nada, ni físisca ni emocionalmente .

  6. Se me encoge el corazón entre pena y rabia de tanta desigualdad, me hace pensar acerca de lo que se dice de que antes de nacer elegimos lo que será nuestra Vida.Sus miradas son puras lecciones..
    Un montón de gracias ,Elena!!

    1. Gracias a ti Begoña, por tu sensibilidad, por ese corazón tan grande y esa capacidad desbordante de escucha. Abrazo fuerte.

  7. Gracias Elena, por compartir y despertar nuestras adormecidas conciencias. Siempre hay una oportunidad para el cambio y no la debemos dejar escapar. Todos deberiamos aportar nuestro granito de arena, aunque sea desde nuestra comoda cotidianidad. El mundo necesita,con urgencia, personas inmensamente solidarias y altruistas como tu. GRACIAS!!!!

    1. A ti Maydo, a ti siempre gracias, por tus palabras, por tu empatía, por tu cariño, por todo lo que compartimos, eres el mejor bálsamo.

  8. Que alegria saber de ti Elena, cuantos años son verte. Espero estés bien y ha sido un relato realmente bonito. Un beso muy fuerte de tu primo Jaime

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *