Están dejando la carne. Están pasando página a su excelsa misión en la Tierra. No olvidemos nunca su misiva sin tiempo. Fueron entre nosotros/as para que no perdiéramos la memoria. Fueron para que tuviéramos bien presente el mismo y universal mensaje, el mismo y colosal trabajo, la misma y multicolor humanidad.
No olvidemos que el tono, la voz, la expresión pudo ser variada, pero el mensaje con sus matices, inequívocamente uno. Diferentes los contextos, la geografía, la lengua, la tradición…, pero una misma esencia: la proclamación del alto ideal de fraternidad humana y de unión con todo lo que es y late. Lo dieron todo y ya están agitando las alas de merecido Vuelo. No olvidemos por lo tanto su silente clamor para que volvamos a ser un solo corazón.
¿Hablaban acaso de diferentes círculos humanos? ¿Podemos llegar a pensar que media alguna diferencia entre las “Constelaciones” de Bert Hellinguer y el “Interser” de Thích Nhất Hạnh? Ambos nos refieren el mismo, sagrado y cuasi-infinito Aro, la misma galaxia de genuina e inequívoca comunión, la misma ancha familia planetaria a recordar y recomponer.
Dicen que los vínculos que unen a los Grandes Seres son más estrechos que los que nosotros conocemos por lazos de sangre. Es pues llegada la hora de unirnos los diferentes movimientos espirituales serios y responsables, los que abogan por ejemplo por que todos estamos unidos en una gran “Constelación” de seres cuyo alcance nos desborda; los que sugieren que no somos nosotros solos, que somos “Interser”, que somos con, por y para los otros, que sólo hallaremos nuestra realización en ese nivel de colectiva identidad.
El Maestro Tibetano ya acuñó hace setenta años el mismo concepto y lo pregonó a través de Alice Bailey. Nos proporcionó igualmente una identidad que desbordaba la primera persona. Nos reveló la idea, quizás algo más restringida del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo (NGSM). Dwhal Khul a través de su fiel e incansable amanuense inglesa nos reveló la pertenencia a una gran familia planetaria con divisa de servicio, glosó la misma humanidad profundamente unida, que ha decidido dar un paso adelante en el compromiso altruista.
Un solo Plan, una sola y divina Trama. Están dejando la carne, por más que el Maestro vietnamita felizmente aún nos acompaña físicamente con su cuerpo cansado. Están partiendo con su misión sobradamente cumplida. Nunca lleguen a considerar que su entrega fue en balde.
Así es, nos están dejando en este plano. Tenemos que coger el relevo y seguir compartiendo un mensaje de esperanza, de búsqueda y de crecimiento. Estamos ahora a las puertas de una nueva era en la que el maestro se tendrá dentro y tenemos que ser valientes para escucharlo y compartir con los que aún no pueden escuchar al suyo propio. ¡Gracias por compartir el tuyo!