Se exige filosofía en la vida del discípulo. Él debe capacitarse para establecer la paz en medio de todas las contradicciones. El discípulo debe saber qué es la paz como estado interior del alma.
La paz interna es ese mundo donde nacen los nuevos pensamientos, sentimientos e impulsos. Por ello, analiza siempre tus acciones.
Los que crean la paz viven en el fuego divino. La creación de la paz es el Divino Rayo que sale de la profundidad del alma humana. Ése es el motivo por el cual, a los que crean la paz, se los llama «Hijos de Dios».
Éstos son los hombres del amor, el equilibrio y la unidad. Cuando el hombre alcance la ciencia de la paz eterna, todos los problemas que hoy aquejan a la humanidad se solucionarán. Pero, ¡el mundo tendrá que arreglarse desde el interior de cada hombre!
Tú, discípulo, mantén tranquila tu alma y firme tu pensamiento. Así obtendrás penetración y se aclararán las contradicciones que tanto te turban.
Debes encontrar el sentido profundo de todo lo que te sucede. Ello te permitirá conservar tu equilibrio en medio de las tormentas de la vida. Esto es necesario para penetrar en el mundo de la paz.
Tú has de saber que discípulo es aquél que encuentra la paz tanto en la tristeza, como en la alegría. Del discípulo se exige autodominio. Por lo tanto, analiza siempre tus acciones. La inteligencia precede a la paz.
El lago arremolinado no refleja nada. El lago tranquilo refleja las cimas de los montes, el cielo, el Sol y las estrellas. ¡Conserva tu paz!
Peter Deunov.