«ME SOLTARE DE LA RAMA»

Libérate de todo temor. El hombre vive amedrentado; no tiene seguridad .en la vida. Teme enfermar, perder sus bienes, envejecer y morir. Y todo esto que teme le sucede. ¿Qué filosofía hay en esto? El miedo le hace imaginar de continuo cosas que no existen en realidad. Ilustraré esto que digo mediante un cuento:

Un viajero marchaba por un bosque de montaña y le alcanzó la noche. Perdió el camino y, en un momento dado, resbaló. En su terror, sintió que le esperaba el precipicio. Logró asirse de la rama de un árbol y quedó pendiendo de ella durante varias horas. Ya sus brazos comenzaron a entumecerse tanto que no podían sostenerlo. No quedaba otra alternativa que soltarse de la rama y dejarse caer al precipicio. Comenzó a gritar y gemir amargamente despidiéndose del mundo y de la vida. Soltó por fin la rama, y cual no sería su sorpresa al comprobar que el precipicio tan temido tenía tan sólo quince centímetros de profundidad.

Y a ti frecuentemente te pasa lo del viajero. Aumentas tus sufrimientos sin necesidad. La nueva enseñanza dice que el precipicio que se abre ante ti sólo tiene quince centímetros de profundidad. ¡Suéltate sin miedo de la rama para convencerte de la verdad de mis palabras! Mientras no ha alcanzado la verdad, el hombre teme y se pregunta qué pasará con él. Le digo: ¡Suéltate de la rama! -¿Y si muero?, preguntará-. Eso tampoco es terrible; por debajo de ti, la profundidad es de sólo quince centímetros.

Cristo dijo que la vida eterna es conocer a Dios, el Amor. Ese es el divino fruto que trae armonía para toda la humanidad. Quien esté dispuesto a sufrir, florecerá y dará fruto. En el fruto está puesta la semilla que permite nacer de nuevo. En la semilla está la fuerza de la vida, y mientras no manifieste su fuerza, el hombre no puede crecer. Sabiendo esto, no temas sufrir. Todos los seres vivos pasan a través de sufrimientos. Sólo podrán superarlos quienes están dispuestos a soltarse de la rama que los sostiene, y así comprobar que el precipicio que los amedrentaba sólo tiene quince centímetros de profundidad.

Todas las dificultades son superables. He visto a muchos hombres que, al llegarles la hora, no pueden morir; no logran desprenderse de su cuerpo. Y los familiares también tienen miedo de la muerte y tratan de prolongarles un poquito la vida con medicamentos, sin lograrlo. Yo le diría a un moribundo: ¡Suéltate de la rama, por debajo de ti hay sólo quince centímetros de profundidad! Y a ti, cuando te encuentres frente a dificultades asido fuertemente de la rama, te diré: ¡Deja la rama y sostente en Dios! Sólo así se revertirá tu vida y cesarán tus falsas comprensiones. ¡Bebe de la copa que Dios te ofrece para comprender la armonía divina! La copa amarga llega para nosotros. Te deseo que puedas beberla como un héroe, así como corresponde a todo cristiano. Después de esta copa adviene la resurrección, la vida nueva.

Quien ha creado el mundo tiene su plan y sabe qué pasará
con cada hombre. El ha determinado exactamente el camino de cada alma. Por consiguiente, sigue tu camino y cree que el divino plan se va a cumplir así como ha sido proyectado. Mucha paciencia se exige de nosotros. Dios ayuda a todos los seres y, cuando llegue el momento, endulzará nuestra copa.

Entramos en una nueva etapa de la vida que nos exige pensamientos rectos y luminosos. Viene la nueva ola del amor, que convertirá las desgracias del pasado en suelo fértil, sobre el que crecerán, florecerán y madurarán los dones del amor. Con estos frutos se alimentará toda la humanidad. Sabiendo esto, no tengas miedo a nada, ni siquiera a la muerte; tampoco al precipicio sobre el que permaneces suspendido. Cuando te encuentres frente a dificultades, di valientemente: «ME SOLTARE DE LA RAMA», ¡y suéltate!

Beinsa Douno.

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