La inspiración superior.

Durante años aún se mantendrá el estado actual: habrá repúblicas, democracias, guerras, devastaciones, revoluciones… y cuando los humanos, fatigados, extenuados, casi muertos, comiencen a desear un nuevo orden, quizás entonces los grandes Maestros vendrán a tomar las riendas para conducir el destino de la humanidad, y ante tal justicia, ante tal esplendor, todos se someterán, todos obedecerán. El pueblo ama la justicia, ama el orden, y si se muestra incapaz de conseguir que reinen, se debe a que en lugar de escoger seres superiores, escoge siempre a algunos de sus miembros. Si escogéis un jefe entre las hormigas, tendréis siempre una hormiga: quizás sabrá discutir, pelearse, picar, y llenar su granero, pero eso es todo, no podéis esperar de él que haga el bien a la humanidad.

Sólo los seres de inspiración superior pueden conseguir que reine el orden, la paz y la armonía en el mundo. Cuando un día esta aristocracia elitista comience a hacerse oír, todo se transformará. Y será el propio pueblo el que reclamará el gobierno de la aristocracia, de los mejores; verá que solo, sin la luz iniciática, corre hacia su perdición.  

Pero no olvidéis nunca que esta jerarquía debe existir ante todo en el interior de vosotros mismos. Por eso tenéis que pedir al Cielo que os envíe una aristocracia de seres luminosos para instruiros y guiaros. Ello no impedirá a la democracia que ejecute sus trabajos, sino todo lo contrario, e incluso se harán de noche, porque esos trabajos son indispensables; si el pueblo no hace su trabajo: la digestión, la circulación, la eliminación, todo el organismo está perdido… y la aristocracia también.

Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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