El Mobile World Congress de Barcelona, cancelado por la crisis del coronavirus

Desbordados de miedos no somos nada. No es el Movile lo que únicamente se suspende, es también nuestra capacidad de afirmarnos en nuestros valores de firmeza y valentía, de hacer frente juntos a las adversidades. Se suspende algo de nuestra dignidad colectiva, entendida ésta también como nuestro coraje para sobrevivir unidos al bulo, a la maledicencia, a la insolidaridad.

No hay ninguna razón objetiva por la cual se deba suspender el evento. ¿Habrá más letal enfermedad que ese miedo irracional, infundado, atávico…? Tamaño absurdo ha dejado a una enorme cantidad de jóvenes sin trabajo y a la ciudad condal sin una de sus más grandes e importantes ventanas al mundo.

Perjuicio incalculable el que causan la alarma descontrolada y sus temerosos voceros. Las grandes empresas nos venden tecnología punta, pero después nos dejan al albur de las más primitivas emociones, de los más antiguos temores reunidos. ¿Qué haremos con tan modernos inventos, con tan poderosas maquinitas si nos falta lo más elemental, la mínima fe, el básico y fundamental control sobre nosotros mismos?

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