A menudo un niño que completa con éxito sus clases primarias piensa que ha adquirido mucho conocimiento y ha alcanzado el mismo nivel de conocimiento que su maestro… En verdad, ¿es este el caso? ¡No, porque aún no sabe lo grande que es su ignorancia en relación con lo que todavía tiene que estudiar en la Escuela Divina de la Vida de todos! Un músico que piensa que no tiene nada más que aprender sobre música porque acaba de terminar sus clases en el conservatorio está muy equivocado. ¡Cuántas cosas tiene que descubrir en este dominio! Y lo mismo ocurre con un pintor, un escritor, etc. Otro, demostrando en la vida social ciertos dones, ciertas cualidades o ideas, logra un éxito que comienza a atribuir a su mérito personal, su inteligencia, su habilidad, !No!, no, no, no, Debe mostrar más de modestia y saber reconocer que es gracias a la ayuda colectiva de muchos seres avanzados, a la cooperación del bien, que ha sido capaz de demostrar capacidad y eficiencia. Debe ser consciente de que es sólo un conductor de lo que es elevado, sublime, de lo que viene de Dios.
La humildad es necesaria para todo hombre y más aún para quien aspira a la gran nueva vida. Cualquier tendencia a creer que usted es personalmente superior debe ser excluida de la conciencia del estudiante de la escuela espiritual.
Los grandes sufrimientos que sufre la humanidad, las continuas luchas entre las sociedades y los pueblos provienen precisamente del tenaz deseo de poder y superioridad. Ahí está la causa de todo mal en las manifestaciones contradictorias de la vida humana de hoy.
Beinsa Douno.