¿Es peligroso cambiar de actitud?

Al crear al hombre, la Inteligencia cósmica le ha mostrado, mediante la estructura de su cuerpo, cómo debe organizarse la vida social, y, por otra parte, los humanos han conseguido, por tanto, realizar algo que se parece al modelo. ¡Pero están aún tan lejos de la perfección! Naturalmente, están los que gobiernan y los que son gobernados, pero no siempre están en el lugar que les corresponde.

Lo que falta, es el verdadero respeto del orden de las cosas en el propio hombre y en la sociedad. Yo no combato al pueblo que hay en mí, sino que le alimento, le cuido, le limpio. ¡Ah!, sí, en mi casa el pueblo está muy bien cuidado, pero hay una aristocracia a la que debe obedecer. Yo no le permito cantar como se cantaba en la revolución: «Ah, eso funcionará, eso funcionará, a los aristócratas se les colgará.» Mi pueblo no canta semejantes canciones contra la aristocracia; por el contrario la respeta, la obedece. 

Diréis: « ¡Pero es peligroso lo que está contando! ¡Si ahora predica la aristocracia y condena la democracia, es peligroso!» Todo es siempre peligroso. Cuando coméis o bebéis, os podéis asfixiar o envenenar y morir. Cuando salís a la calle, os puede caer una teja en la cabeza u os puede atropellar un coche… Vivimos en medio de peligros, pero hay que decir la verdad. Y la verdad es que debemos restablecer de nuevo una aristocracia iluminada y no orientamos según los criterios y los gustos del pueblo ignorante. Ahora comprendedme bien: no hablo de clases sociales sino de principios; sé perfectamente que en el pueblo hay verdaderos aristócratas, seres que tienen ideales y aspiraciones verdaderamente elevados. Yo les he encontrado, no tenían ni título, ni castillo, ni nada, pero por su forma de vivir perfectamente razonable, generosa y desinteresada, eran unos perfectos aristócratas. Empezáis a comprenderme, ¿verdad? En realidad, no estoy a favor de la aristocracia ni de la democracia, sino a favor del orden, de la unidad, de la armonía que existe en el universo y que también se refleja en el cuerpo. Pues sí, si la Inteligencia cósmica no ha situado el vientre sobre las espaldas, ni la cabeza en los pies, es porque hay alguna razón. La cabeza está arriba, el vientre está abajo, y si ahora la gente quiere que el vientre esté en lo alto y la cabeza donde sea, ello sólo puede conducir al desorden. Hay que comprender que existe un orden universal que no es exactamente aquel que los humanos querrían instaurar.

Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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