EL FEMENINO Y MASCULINO SAGRADO

Daniel Meurois

con la participación de

Marie Johanne Croteau

Seminario on-line 1 y 2 de Mayo de 2021

                  Organizado por Ediciones Isthar Luna-Sol

Primera parte de dos

Nota del transcriptor: Los apuntes de a continuación no son una transcripción al uso, sino una extracción de sus notas más claves. Carecen del rigor de una transcripción. Pueden adolecer de literalidad, por más que hemos tratado ser lo más fieles a la esencia del mensaje. Nos hemos tomado también la licencia de una reorganización temática, pues buena parte del seminario on-line discurrió en formato de preguntas y respuestas libres.

Jeshua y Miryam de Magdala

– Jeshua y María Magdalena gozaban de una relación de una complicidad extrema. Una mujer estaba enamorada de un de un Hombre que era más que un hombre. Él la animó a superar el enamoramiento clásico, la idea tradicional de que ya mi marido, ya mi mujer me pertenece y yo le pertenezco. Él la ayudó a intentar trascender ese condicionante. María Magdalena no se podía quedar insensible ante Jeshua, sin embargo logró superar ese modelo de posesividad. 

– Miryam de Magdala cuando empezó a enseñar en la Galia estaba impregnada por el Cristo. A veces alcanzaba picos de investidura crística solar. Era el propio Sol crístico del Logos el que la impregnaba. El Logos que la invistió era el de un Sol que no proyectaba sombra alguna. 

– El ejemplo es el mejor educador. Jeshua no era un profesor, ni un filósofo, era quien llegaba al corazón. María Magdalena no era una mujer pasiva. El principio de María Magdalena significa de alguna manera el equilibrio entre los polos. Expresó en su día un elemento de transgresión constante al orden patriarcal. Daba a entender osadía, es decir posibilitaba que el progreso de la historia.

– Ante la mujer tentadora Jeshua, observó la irradiación de la que era portadora también ese ser. Más allá de la incitación al satisfacer deseos Él vio el dolor arrastrado. 

– El trantrismo es una sublimación de lo carnal que permite la ascensión de la energía de abajo a arriba. Otro aspecto del trantrismo representa la reconciliación de las polaridades. 

– En lo que respecta a Francesco de Asís y Chiara no hicieron el mismo trabajo que Jeshua y Myriam de Magdala. Francesco no fue avatar, no fue investido por el Cristo, pero aspiró sinceramente a promover una nueva conciencia de complementariedad con su testimonio. Manifestó un intento sincero de integrar en él las dos polaridades, al igual que lo hizo en sus sonadas encarnaciones anteriores como Akhenatón, Juan… Fue educado en la idea de que la carne era sucia y que el trato con la mujer era contrario a la resurrección interior. Sin embargo, se dio cuenta, al acercarse a las fuentes primigenias del cristianismo, que éstas hablaban de la unión mística de Jeshua y María Magdalena. A través de la carne podemos experimentar la fusión de los espíritus. Eso es algo de lo que intentó finalmente transmitir a Chiara.

Complementariedad de lo masculino y femenino

– Necesitamos la diferencia del otro. La complementariedad expresa una forma de comprensión de la vida. Es motor de evolución. La dualidad la podemos ver como herida que tratamos de ocultar o curar. La dualidad tiene una función docente, nos obliga a buscar otra manera de actuar. La caída, el descendimiento en la materia contiene su propia resurrección, puede conllevar su ascensión.

– Es preciso cuestionar los esquemas tradicionales. Una mujer no es sólo femenina, ni un hombre masculino, obran dentro de nosotros y nosotras ambas polaridades. La mujer es la copa y el hombre el vino, pero la copa también es emisora. La mujer es por ejemplo emisiva cuando trae una criatura al mundo, ofrece “un vino” a la vida. No es el objetivo de la mujer tampoco mandar más que el hombre. Somos llamados a ir en pos de ese equilibro.

– Lo masculino y lo femenino se llaman el uno a otro y generan la necesidad de amarse porque son incompletos. Necesitamos vendar esa herida, colmar esa carencia.

– Somos los dos a un mismo tiempo. Hallar ese equilibrio en la pareja constituye uno de sus objetivos. Ese justo medio se alcanza con la apertura de conciencia.

– El universo no construye barreras, hay momentos en que todo orden de barreras es llamado a caer.

– La armonía está en el centro de lo vertical y lo horizontal. El tejer de la mítica Penélope simboliza también la unión entre lo vertical y lo horizontal, el nexo entre lo masculino y lo femenino. La cruz griega cristiana expresa igualmente ese mismo equilibrio de fuerzas, femenina y masculinas que somos llamados a alcanzar. El símbolo del corazón que eligió el Cristo indica algo similar.

– Ganamos altura en nuestro camino espiritual cuando rechazamos la idea de imponernos. Nuestra sociedad está construida sobre principios binarios, estamos sumidos en un dualismo, en una actitud competidora, sin embargo, no podemos transmitir a las siguientes generaciones el paradigma de la confrontación, la idea de que la vida representa una lucha.

– Los roles van evolucionando. El “macho alfa” va caducando. Por lo general hoy se acepta más que un hombre llore en público.

– No fuimos previamente aleccionados. Así como el manual de instrucciones de un ordenador se halla en su propio “software”, así llevamos nosotros/as llevamos dentro nuestro propio manual de instrucciones.

– Nuestra esperanza reposa en la nueva educación. Instruir en las leyes de la armonía debería formar parte de la educación elemental del futuro. Las escuelas introducirán en sus programas todo lo referente al logro de esa armonía interior

Feminismo

– La expresión de lo masculino ha tenido su más que evidente preponderancia a lo largo de la historia, pero el movimiento de reacción nos perpetúa en esa dinámica errada.

– La noción de la complementariedad es muy importante. Rendimos honor al movimiento feminista, pero es necesario precisar el concepto de igualdad. Igualdad por supuesto de los mismos derechos, igualdad sin duda ante la ley, pero el hombre y la mujer no son iguales, sino complementarios. Sin esa complementariedad la floración no sería posible. La mujer nunca será igual al hombre y viceversa.

– A lo largo de la historia observamos un impulso de control de un género sobre el otro, de cobrar un poder sobre el cónyuge. El feminismo extremo perpetúa esa espiral. Cae en esa dinámica errónea desde el momento en que aspira a tomar también ese control. 

– Vivimos el momento soñado de la expansión de lo femenino. En este momento los hombres están llamados a hallar su lugar. Si hemos superado el paradigma caduco de la confrontación en tantos ámbitos, también habremos de trascender las luchas de sexo. 

– Las mujeres son las principales alentadoras del movimiento de la evolución. Juegan igualmente en ese aspecto un rol masculino de llevar la antorcha. Asumen un arranque masculino. Ese arranque, esa transmisión de la antorcha no debiera incluir la confrontación. La pretensión de convencer entra también en la “lógica romana” o invasiva.

– Cuando transgredimos la historia avanza. La mujer está llamada también a hacer caer los esquemas. No podemos limitar a lo tradicional la expresión de lo masculino y lo femenino.

– El objetivo de la mujer por lo tanto no es suplantar al hombre. Si nos sublevamos ante la violencia con violencia siempre estaremos en guerra. Las mujeres guerreras corren el peligro de reaccionar agresivamente ante el dominio tantas veces violento de lo masculino. El hombre puede verse a causa de ello como permanente objeto de terapia o como diana del feminismo radical. Se siente amenazado y levanta su tradicional escudo.

Ambigüedad sexual

– La falta de identidad clara con un género puede ocurrir a almas que tienen una dificultad para aceptar encarnarse. Han vivido situaciones en las que han padecido daño y sufrido una actitud de rechazo. Un pasado de injusticia y sufrimiento les aleja de una determinada conciencia sexuada. Sólo habrá una respuesta a ese dolor que traspasa las vidas y ése es el amor que les podamos ofrecer.

– La ambigüedad de género prolifera, pues se acumulan dolores y es preciso reinicializar los programas de esos seres. Hay seres cuya alma constituye un campo de batalla. Arrastran un molestar que les lleva a rechazar una polaridad y piensa en un ideal que transcienda esa polaridad. Se trata por lo tanto de una encarnación no plenamente aceptada.

– Es preciso no confundir la condición de homosexualidad con la de androginado. En un avanzado nivel de evolución masculino y/o femenino ya no quieren decir nada. El andrógino sólo acontece en los planos espirituales. Alcanzaremos ese estado a lo largo de nuestro proceso evolutivo, pero no es hoy por hoy nuestra meta inmediata.

Vidas anteriores

– Nunca dejemos de preguntarnos por qué la vida nos ha colocado en las actuales circunstancias. Esta exploración interior es previa a la transformación en profundidad.

– Las manifestaciones del karma se manifiestan hoy más acusadamente. Estamos en un período en que las mujeres nacen con una memoria de dolor anterior, pero no conviene olvidar que no hemos sido siempre una mujer o un hombre. En la manifestación física hemos alternado.

– No podemos seguir conteniendo todo ese dolor pasado. Hay restos de estas impresiones, conocidas como “samskaras” que se almacenan en nuestra memoria subconsciente. (Son como surcos en nuestra mente inconsciente que se manifiestan como nuestros hábitos y tendencias mentales). Son actitudes equivocadas del pasado, que finalmente se concretan en un karma y éste a su vez en un dolor. La proliferación hoy de patologías tiene también en ello su origen.

– El terapeuta es el encargado de explorar donde surge la patología. La sinceridad para con nosotros mismos en ese proceso es clave. Retornamos a esta vida con una serie de frustraciones del pasado. Esas frustraciones son llamadas a salir, de lo contrario corremos el peligro de que la patología derive en una cierta agresividad.

– El olvido de nuestras vidas anteriores tiene su lógica. Representa “un cerrojo de seguridad”. Nos ahorra temores. Rascar en exceso nuestras heridas puede malograr el presente. Hay personas que rascan en exceso.

Otros temas

– Por muy prosaicos que nos semejen muchos instantes de nuestras vidas siempre podremos dedicarlos a lo divino. Cuando emprendemos las tareas cotidianas con un agradecimiento al aliento de Vida, nuestras vidas comienzan a mutar.

– Es preciso distinguir ente “abandono” y “desánimo”. El abandono puede ser un concepto sagrado, es decir “yo me abandono, dejo a un lado mi crispación, mi pequeña voluntad”. El abandono sagrado representa la actitud de disposibilidad ante la Vida.

– La vida representa una constante circulación. No concebimos un péndulo que se detenga. No observamos un punto fijo. El movimiento del péndulo se perpetúa, pero no se repite siempre, se encuentra en una espiral ascendente. Dios representa energía y movimiento perpetuo.

– La Vida no se deja atrapar. Como buscadores de la verdad no podemos esperar a que un día comprendamos todo, que todo el conocimiento entre en nuestras mentes.

– Hay almas compañeras con las cuales nos encarnamos en una y otra vida. Entre esas almas compañeras hay algunas que compartimos amores físicos y también hay almas hermanas, más cercanas a la integración. Hay por lo tanto almas amantes y almas compañeras. Éstas últimas no necesariamente se hallan en el mismo nivel de conciencia pero sí muy cerca.

– Somos almas surgidas de un espíritu. Ese espíritu para tomar conciencia de su riqueza y magnificencia se lastra , se hace pesado, se encarna.

– El principio crístico es la circulación de la vida en su esencia, es la emanación de lo divino e incognoscible.

– A cada quien nos toca explorar por qué en esta encarnación hemos nacido hombres, mujeres, o de una forma más ambigua u homosexual. Nos corresponde identificar el tipo de trabajo que hemos venido a hacer a este mundo, entrar en nuestra profunda intimidad. Por ejemplo ¿Cómo me he comportado en determinada situación? ¿He sido excesivamente masculino o por el contrario excesivamente femenino? Somos invitados a hacer balance. Cada quien sabe si se ha manifestado equilibrado, si ha de reequilibrarse y manifestarse por ejemplo más masculino o por el contrario más femenino.

– Tenemos una máscara femenino o masculino pero nuestro objetivo es el centro de la cruz. No tenemos que caer en un androginado ficticio. Si la carne existe como consecuencia o encarnación del espíritu es una maravilla. La carne y el espíritu se necesitan. El espíritu necesita de la carne para encarnar y la carne necesita del espíritu para sublimarse.

– Somos llamados a abordar la cicatrización de las heridas. Si somos impacientes la vida nos traerá situaciones en las que hemos de trabajar la paciencia. Nunca se nos da más de lo que somos capaces de soportar. Nuestro divino sólo nos presenta lo que somos capaces de encarar en un momento.

– Hay vidas de reclusión y hay vidas de eclosión. Somos llamados a reunir lo masculino y o femenino en el centro de la cruz.

– ¿Por qué estoy aquí?, soy invitado a preguntarme. La Divinidad tiene un plan para cada uno de nosotros. No podemos avanzar sin audacia. La humildad es un maestro imprescindible en nuestro progreso. Podemos llegar a estas orgullosos de nuestra humildad.

– Emerge un movimiento de hombres con el cambio de energía planetaria. Las mujeres pueden alentar ese movimiento.

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