El discípulo debe procurar la obtención de una base firme en su alma, a fin de comprender correctamente la vida. Debe tener confianza en sí mismo para poder construir sobre tal fundamento.
Fe en sí mismo tiene sólo aquél que ha sido alcanzado por la onda del amor.
Fe en sí mismo tiene sólo aquél que vive en Dios y cuenta con su ayuda.
DESARROLLA TU MENTE
La mente objetiva del discípulo debe estar desarrollada de tal manera, que le permita cotejar las cosas externas y nada más. Pero la mente subjetiva, en cambio, debe estar desarrollada de tal manera, que le permita vivenciar las cosas internamente.
La mente objetiva se vincula con los hechos, y la subjetiva, con las leyes. Pero ambas, aun así, no son todavía la mente de los principios. Ésta es la mente que es preciso desarrollar.
Solo en su relación con Dios la mente del discípulo debe ser pasiva, a fin de recibir.
Si bien el discípulo ha de tener corazón de niño su mente debe ser de adulto. Su alma se alimenta de lo más elevado y noble.
Solo la humildad pone el alma en estado receptivo. Sólo la humildad puede conducir al discípulo hacia el templo de la sabiduría. Solo la humildad expresa el amor hacia lo Grande.
SÉ HUMILDE
Cuando el hombre desciende, es decir, mientras se encuentra todavía en su proceso involutivo, es orgulloso porque vive con el recuerdo de su pasado. Pero cuando asciende en su evolución, es humilde porque ve sobre sí alturas que aspira alcanzar.
El orgulloso desciende para medir la profundidad. El humilde asciende para medir la altura. Cuando el orgulloso desciende, piensa: ¡Qué profundo es este abismo!» y cuando el humilde asciende piensa: « ¡Qué alta es la cima!»
Has de saber que la humildad es la primera condición para crear vínculos con Dios y es la primera cualidad que se exige del discípulo. Debes saber que la humildad es una ley para la conservación de las energías.
Si tú cumples las leyes divinas, así seas el más pequeño entre los pequeños, te elevarás. De la humildad nacen todas las virtudes divinas que tu alma tanto anhela. Sólo quien es humilde puede ser espiritual.
Quien es humilde nunca dice: «yo quiero», pero sí dice:
«Señor, no mi voluntad sino la tuya». La expresión superior de la humildad es la decisión interna para cumplir los designios divinos.
Beinsa Douno.