La fuerza mágica se esconde en el Amor. Es la llave que abre todo lo que está cerrado. El Amor tiene su propio nombre sagrado – la palabra mágica perdida que los cabalistas buscaron a lo largo de todas las épocas.
El nombre sagrado del Amor – esa es la llave mágica de la vida inmortal. Con él todas las energías negativas se transforman en positivas. Un hombre puede hacer cualquier cosa con ella. Por eso se dice que todo es posible a través del Amor.
El único poder que puede reconstruir mágicamente todo el ser humano es el Amor. Tiene que penetrar por todas partes dentro de él, penetrar hasta los más pequeños recovecos de su alma para transformarlo.
El Amor debe llenar el espíritu humano. Debe manifestarse plena, perfecta, ilimitadamente dentro del alma humana. Debe morar también en el corazón del hombre como su esencia y contenido.
Debe actuar en su mente como un poder preciado.
Hay cuatro manifestaciones del Amor en el hombre:
El Amor es aspiración dentro del corazón.
El amor es sentimiento dentro del alma.
El amor es poder en la mente.
El amor es principio en el espíritu.
Y ese es todo el ciclo de desarrollo, de principio a fin.
El Amor como aspiración se mueve hacia el centro de la tierra. Estas son las raíces del Amor.
El Amor como emoción se mueve hacia el sol – éstas son las ramas. El Amor como poder se manifiesta sólo en los genios y en los santos. Se manifiesta en todos los que se sacrifican por una causa divina.
El autosacrificio es una manifestación del amor como poder.
Sólo un hombre que tiene intelecto puede alcanzar la realización del amor como poder.
El amor como principio acaba de entrar en el mundo.
Lo abarca todo.
Cuando el Amor se manifiesta como poder, existe atracción, repulsión y contradicciones. Cuando el Amor se manifiesta como principio, cesan todas las contradicciones.
El hombre debe pasar por todas las fases del amor. Tiene que pasar a través del amor como aspiración – a través de sus raíces; a través del amor como emoción – a través de sus ramas; a través del amor como poder – a través de sus flores, y luego entrar en el amor como principio para saborear el fruto divino del Amor.
El mundo no se transformará hasta que el Amor lo impregne. El Amor es un gran fuego que da vida.