Una regla segura.

Estando el la verdad -como nos dice la experiencia del hombre libre- todas las contradicciones llegan a su fin. Y si sucede cualquier dificultad, por pequeña que sea, es que estamos fuera de la esfera de la Verdad.

Otra cosa que no debemos olvidar: la libertad no vendrá del exterior. Cualquier libertad que se impone desde el exterior es sólo la sombra de la libertad. No corras tras las sombras.

La verdadera libertad es la libertad mental. Es de adentro. En la libertad interior, el hombre se aprecia a sí mismo en su verdadero valor, se determina a sí mismo y se conoce a sí mismo. En la libertad interior, el hombre se juzga a sí mismo. Esa es la ley.

En la libertad interior el hombre se limita a sí mismo. Es deliberadamente limitado. ¿Cuando? Sólo cuando hace el bien. Porque es en el camino de la libertad que la nobleza del alma y la piedad del corazón humano se ponen a prueba.

Cada vez que el hombre hace el bien, se limita primero. Y se limita a sí mismo porque da continuamente. Pero tan pronto como lo haga bien, volverá a su libertad. Es por eso que cualquier cosa que al principio limite al hombre y lo prive de su libertad y luego lo devuelva es bueno.

Y todo lo que al principio da libertad al hombre y luego lo priva de ello es malo. Aquí es donde reside la profunda relación entre el bien y la libertad, entre el mal y la esclavitud.

¿Quieres tener una regla segura? Recuerda esto: cualquier cosa que haga que el hombre pierda su libertad es malo.

Cualquier cosa que le haga ganar su libertad es buena.

Pon la Verdad en tu alma y obtendrás la libertad que buscas.

¡El discípulo debe cumplir la ley divina de una manera absoluta!

Escríbelo con tu sangre en tu conciencia.

Beinsa Douno.

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