El hombre debe llevar tres velas encendidas para poder enfrentar todas las dificultades en la vida. La primera vela es el pensamiento divino. La segunda vela es el divino calor. La tercera vela es la fuerza divina. Las tres velas deben permanecer encendidas continuamente.
La primera vela está vinculada con la fuente de la sabiduría.
La segunda vela está vinculada con la fuente del amor.
La tercera vela está vinculada con la fuente de la verdad.
Cuando estas tres velas ardan en el hombre, entonces él tendrá una correcta comprensión.
El hombre que comprende el amor se vuelve inmortal.
El hombre que comprende la sabiduría se vuelve perfecto.
El hombre que comprende la verdad se libera.
La única cosa que nunca se mancha es el amor.
La única cosa que no puedes despreciar es el amor.
La única cosa que no puedes quitar a nadie es el amor.
La única fuerza que no es influida por nadie es el amor.
Mediante la vida conocemos el amor.
Mediante el conocimiento conocemos la sabiduría.
Mediante la libertad conocemos la verdad.
El hombre que no conoce la libertad, no conoce la verdad, porque ésta se encuentra por encima de la libertad.
La sabiduría es más que el conocimiento. El amor es más que la vida.
El discípulo aspira a realizar tres cosas en la vida:
El amor divino, la sabiduría divina y la verdad divina.
La verdad excluye lo placentero.
La sabiduría excluye lo superfluo.
El amor excluye la violencia.
La vida del discípulo es extraordinaria. El amor y la sabiduría imperan en sus acciones.
El amor es el agua clara y cristalina que el discípulo bebe.
La sabiduría es la cima de la montaña escalada por él.
¿Cómo se alcanza la felicidad? ¿Qué posibilidades tiene el hombre, de ser feliz? No se exige mucho de él para que obtenga la felicidad. Un día bello y luminoso indica lo que el hombre tiene que hacer.
¡Abre tu corazón para que a través de él pase todo el flujo del amor divino!
¡Da vuelta la página de tu libro, para que puedas escribir una página nueva con la luz de tu mente y el calor de tu corazón!
¡Ama como Dios ama!
La obtención de la felicidad no es un proceso externo que se pueda alcanzar por medios mecánicos.
La felicidad está determinada por la comprensión correcta del amor divino, la sabiduría divina y la verdad divina, así como por la concepción correcta de la vida, del conocimiento y de la libertad.
Hay quienes eligen los métodos de la sabiduría y la verdad, pero estos caminos se tornan muy difíciles. Nadie logra pasar por estos caminos, si antes no se dirige hacia el camino del amor. Después de haber tomado este camino, se llega a los de la sabiduría y la verdad.
Los hombres hoy tratan de transitar por tales caminos difíciles, pero deben volverse. Estos caminos son muy buenos, pero hay que estar preparado para recorrerlos.
El discípulo debe anhelar el conocimiento, y sabrá que conocimiento obtenido sin amor embrutece, así como el conocimiento obtenido con amor ennoblece. Este último es el conocimiento verdadero.
Obtener conocimiento sin amor, obtener fuerza sin amor, éstos son caminos que presentan graves obstáculos.
El mundo del amor es el centro de los grandes logros.
Cada trabajo hecho sin amor es inútil.
El discípulo sabe que no es posible la vida sin amor.
Con el amor, todo adquiere sentido para él.
Tú debes poseer una conciencia cultivada, en la cual deben entrar estos tres elementos divinos: amor, sabiduría y verdad.
El discípulo actúa de acuerdo con una nueva moral:
Ama a Dios, estudia y dice siempre la verdad.
Peter Deunov.