¿Tomar, dar, qué queremos?

La mayoría de los seres humanos tienen como norma de conducta la acción de tomar; están educados así, y toda la cultura contemporánea está estructurada bajo el lema de tomar. Sólo se comprende esa palabra… Como ese campesino que cayó en un pozo. Un hombre pasó por allí y oyó sus gritos de socorro: se acercó, le vio y le dijo: « ¡Dame tu mano! » Cuando oyó la palabra «dar», el campesino retiró inmediatamente el brazo que estaba a punto de extender: prefería seguir en el pozo a darlo. Cuando el otro se dio cuenta de que se trataba de un avaro recalcitrante que no quería oír la palabra dar, le dijo: «Toma mi mano». ¡Ah, la palabra «tomar»!…El campesino tomó inmediatamente la mano y se salvó. La palabra tomar le convencía, pero dar, no. ¡Y si fuese el único! Allá donde van, las personas buscan aquello que pueden tomar. Estudian, se unen, trabajan, se casan para tomar, su espíritu está siempre orientado en esa dirección. Por eso el ser humano, allá donde va, no emana ni luz, ni calor ni vida: porque sólo piensa en tomar.

Incluso en el amor, cuando el hombre y la mujer se buscan, cada cual está preocupado únicamente en tomar; el hombre quiere absorber la vida de la mujer y recíprocamente. Hay casos en que es preferible que se separen: violan la ley del amor. Diréis: «Pero se amaban: estaban unidos, fundidos.» No, era para tomar: cada cual quería conseguir ciertas cosas de su pareja, explotarla impunemente, sin escrúpulos. En lugar de depositar algo bueno en el alma y en el corazón del otro, un anhelo, una vida, una inspiración, para que ese ser se despierte y avance, pues no, cada día se extrae, se toma, se bebe, se come a sus expensas. Debido a esa mentalidad el mundo entero se está- desmoronando.

No existe escuela alguna en la que se enseñe a la gente a dar, excepto en la escuela del sol. Todos los planetas toman. Sólo el sol da, por eso hay que aprender en esa escuela. El es el único que realmente sabe dar, entonces, ¿cómo no amarle? Amamos a todas las criaturas que saben dar algo bueno, nos atraen. Mientras que las que toman… al poco tiempo tenemos que huir, que escondemos de ellos. ¿Por qué algunos se imaginan que podrán despojar eternamente a los demás? Estos se dan cuenta e inmediatamente les abandonan. Así pues, reflexionad, y veréis cuán ventajoso resulta desarrollar en vosotros la tendencia a dar.

Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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