Recuerda: el amor, la luz, la paz y la alegría comprenden la vía natural del discípulo. Se puede dar vuelta al mundo preguntando en cada una de las escuelas, a todos los grandes Maestros que llevan la Palabra de Dios, y todos indicarán esta vía, pues todos comparten el mismo concepto divino que determina cuál es la vía del discípulo, vía que siempre es la misma.
Desde el momento en que el discípulo comience a dar el primer paso en el camino del amor, las puertas de su intuición se abrirán y todo el saber de los siglos transcurridos, así como todos los conocimientos del presente y del porvenir, comenzarán a fluir hacia él de una manera perfectamente natural.
En verdad, existe una vía aún más sublime que la del discípulo, pero será después de haber recorrido la vía del discipulado cuando el hombre verá abrirse ante sí la sublime vía del Maestro. Esa vía es la de la sabiduría, el más arduo de todos los caminos.
Y ahora, no olvides una gran verdad: En el mundo hay un solo Maestro y todos los Maestros provienen de Él. En el mundo hay un solo Maestro y todos los discípulos provienen de Él.
Quienes quieran emprender la vía del discipulado, deben demostrar ciertas cualidades. Pero hay cuatro cualidades esenciales. Ellas son:
Absoluta honradez.
Bondad.
Inteligencia.
Nobleza.
El discípulo debe tener un alto ideal y ha de seguirlo sin desviarse. Este ideal ha de llevarlo hacia el conocimiento, la libertad y el amor que le permitan alcanzar las cuatro cualidades indicadas.
Beinsa Douno.