Ningún Pablo Picasso debiera ya pintar a estas alturas otro Gernika, otra mancha oscura en la historia de la humanidad. Puedan guardar y esconder para siempre sus pinceles los artistas de nuevos holocaustos.Quisiéramos aletear hacia latitudes más cálidas y amables, pero no podemos. Estamos clavados en esa ciudad mártir.
Quisiéramos sacar nuestra mente de Mariupol, nuestros pensamientos de esa ciudad que lleva ya casi un mes de cruel e inimaginable asedio. Ese sufrimiento pareciera de otro mundo, de algún abismo de la historia y es justo ahora mientras escribimos estas letras. ¡Primavera por favor también para Mariupol!
Caminen a otro ritmo, en otro entorno, evolucionen en otra geografía quienes aún persiguen con saña y masacran al hermano. Ha llegado ya la hora de las dos humanidades, que profetizaran las Grandes Almas, los Grandes Seres de todos los tiempos y lugares, los textos sagrados desde la propia Biblia. Una nueva Tierra que no sobrevuelen los aviones de la muerte, que no enfrente con saña a los humanos; una nueva Tierra sin odio, de paz, solidaridad y fraternidad; una nueva Tierra cerrada al paso de esos tanques, de su poder bruto privado de compasión. Fuerza, fe y esperanza para los mártires de Mariupol y las demás ciudades ucranianas asediadas.