Dirigir el pensamiento hacia Dios, el gran principio razonable, el centro de la creación, es mejor que todas las riquezas materiales que tiene la tierra. Pensar en Dios renueva la mente, rejuvenece el cuerpo físico, porque surgen nuevas energías vivientes. El que afirma que no es necesario pensar en Dios está en la condición de huérfano, se queda sin padre ni madre. ¡Así abandonado, pierde la dirección de su vida, se vuelve un ser vulnerable y oscuro, por detrás lo atacan y lo despojan!
El hombre no puede conseguir nada bueno si no reza. Así que aprende a orar; que la oración sea una necesidad para ustedes de la misma manera que el aire y la comida para que una mayor luz pueda iluminar su conciencia, protegerlos y guiarlos.
La siguiente fase en la que entrará la humanidad será la de los ángeles. Nuestros cuerpos gruesos serán cambiados, estarán compuestos de un material mucho más fino. Esta materia será creada gracias al vínculo que hemos forjado con lo Divino a través de la oración, la meditación, la calma, la reflexión profunda.
En otras palabras: la oración es el método por el cual se organizará el nuevo cuerpo espiritual en el que vivirá el hombre. Pregunto a los eruditos, a los filósofos contemporáneos, ¿cuántas veces al día piensan en el Señor? ¡La causa de las desgracias reside precisamente en el hecho de que ya no recordamos que no nos centramos en el Señor, la fuente de la que venimos!
Beinsa Douno.