La cosa más elemental en la vida de un hombre y, a la vez, más substancial, es aprender a pensar. Y mientras no tenga algún ideal elevado no podrá aprenderlo. Dicen que el hombre piensa22 cuando se encuentra en una situación difícil, pero él debe aprender a pensar en cualquier situación. Imagina que siembras una semilla de manzana esperando que dé fruto. Pero, ¿cuándo da buen fruto un manzano, cuando es sano o cuando es enfermo? Por supuesto, un árbol sano dará el mejor fruto. Esto significa constatar los hechos, tal como son en realidad; y esto sólo puede ocurrir cuando el pensamiento es libre. Verdad es que el pensamiento debe ser libre y no impuesto. Sólo el pensamiento libre nos libera de las limitaciones del mundo. Y para llegar al pensamiento libre, hay que aprender a pensar.
Alguien va por un camino, tropieza, cae, se levanta. ¿Por qué ocurre esto? Porque no piensa. Si te turba una desgracia, eso muestra que no piensas. Si dices que tu destino es malo, eso significa que no piensas. El destino siempre es malo para aquél que no piensa.
El discípulo debe aprender a pensar correctamente. Si no sabe pensar, captará en forma errónea lo que se le enseña. Los falsos pensamientos son la causa del mal en el mundo. Por eso, piensa no sólo con tu mente, sino también con tu corazón, con tu alma y con tu espíritu.
La conciencia es considerada como una fuerza interior que organiza los pensamientos, los sentimientos y las actitudes. Cada pensamiento es un rayo de la conciencia humana. Los rectos pensamientos eliminan todos los obstáculos. Cuando el hombre piensa correctamente alcanza su libertad, pues esto lo vincula con la Primera Causa.
La conciencia del hombre no es otra cosa que su propia guía. Algunos la llaman intuición o ángel custodio. Quien escucha la voz de la intuición, marcha indesviablemente por la senda del bien.
Si tú quieres ser libre, conserva el vínculo con tu Principio Guía. Esto te ayudará a salvar las dificultades.
El hombre es libre, hasta tanto tenga conciencia de su libertad. Fuera de la conciencia, la libertad no existe.
El Camino del Alba. Peter Deunov.