Sólo un pequeño número de almas consigue descender a la materia más densa. Así, las almas están conectadas en forma de cadena que se extiende por diferentes planos.
En su evolución, las almas ascienden según la misma ley. Distintas almas ascienden a planos de distinta rareza.
Llegar a amar el alma de los hombres – ésta es la verdadera moral.
Quien desee trabajar con almas humanas debe tener una gran mente. Debe comprender los procesos profundos que tienen lugar en el alma.
El alma humana es muy profunda. Profundidad e ilimitación. El alma humana vive más allá de nuestro mundo, en un mundo de muchas más dimensiones.
Sólo una pequeña proyección del alma desciende a la tierra. Sólo aparece de vez en cuando como invitada de la mente y el corazón.
Cuando el alma visita al hombre, éste se vuelve grande, inspirado y noble. Vuelve a ser un hombre ordinario cuando el alma se retira.
El alma es el manantial del que brotan todos los grandes pensamientos y aspiraciones. Y el alma misma es regada por otro manantial: el espíritu humano.
Y el espíritu humano es regado por un manantial aún mayor: el Espíritu Divino.
El Espíritu Divino está regado por el mayor de todos los manantiales: el absoluto, el desconocido Espíritu de la Creación, que está más allá de nuestra comprensión.
Por lo tanto, recuerda: ¡Tú eres alma, no cuerpo!
Eres un alma concebida en un tiempo por el Espíritu Divino, concebida en el Amor.
En el momento presente, tu alma ya es un capullo, esperando florecer.
Concentra tu conciencia en ello, ¡porque éste es uno de los momentos más grandes de tu vida!
Entonces te abrirás al gran sol que brilla sobre todo el mundo de Dios.
Beinsa Douno
El Maestro Habla