La Sabiduría.

Dios es Amor, Sabiduría y Verdad, tres grandes mundos que requieren toda la eternidad para ser explorados.

Hay tres cosas por las que podemos conocer a Dios. Ellas son: El Amor Divino, que trae la plenitud de la vida.

La Sabiduría Divina, que trae al mundo la plenitud de la luz y la armonía.

Verdad Divina, que trae la libertad perfecta.

Y       cuando     hablamos          de     la      Santísima Trinidad, comprendemos:

La Primera Persona es el Amor, manifestado en la vida.

La Segunda Persona es la Sabiduría, revelada en la Luz del conocimiento.

La Tercera Persona es la Verdad, manifestada en la Libertad.

Por lo tanto, hay tres puntos de contacto entre el espíritu humano y el Espíritu Divino: el primero es el Amor, el segundo es la Sabiduría, el tercero es la Verdad.

Desde el primer contacto con Dios, el hombre siente una efusión de Amor; se transforma en una fuente de vida, que fluye incesantemente.

Y como esta fuente tiene que encontrar un curso para su movimiento, se produce el segundo contacto con Dios, y éste es la sabiduría, que marca el curso del movimiento.

En consecuencia, la primera aspiración del espíritu humano es hacia la vida.

La segunda aspiración del espíritu humano es hacia el conocimiento.

La tercera aspiración del espíritu humano es la libertad.

Cuando el espíritu adquiere conocimiento, el resultado es la luz.

Cuando hablamos de Sabiduría Divina entendemos que esto significa la luz completa del espacio ilimitado que nunca se extinguirá.

La luz es la vestidura de la Sabiduría. Y la luz física que utilizamos es el resultado del excedente de energía que el Hombre Cósmico genera durante su actividad mental.

El Hombre Cósmico ha adquirido tanto conocimiento que tiene un exceso de luz.

La Sabiduría es el mundo de las formas divinas eternas, que están tejidas de Amor. El Amor es la sustancia misma y la Sabiduría representa las formas de la armonía que se expresan en la música y la poesía.

La Sabiduría es el mundo en el que se ocultan, desde el principio de los tiempos, todas las cosas que Dios ha creado, todas las cosas que los seres superiores han creado y todas las cosas que los hombres han creado en la tierra.

Por eso, el mundo de la sabiduría también está abierto para nosotros.

De ese mundo brota el conocimiento verdadero y esencial.

Y cuando ese conocimiento atraviesa los tres mundos -el divino, el espiritual y el físico- y da fruto en ellos, entonces se convierte en real para nosotros.

Beinsa Douno.

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