La colectividad, la verdadera evolución.

Esa es una de las verdades más importantes de la Ciencia iniciática: una idea, que por sí misma es limitada, puede aportaros otras riquezas que no posee por sí misma. Es verdad, porque os une a muchas otras ideas que están en armonía con ella; poco a poco esas otras ideas se relacionan con vosotros, y como cada una posee un terreno aquí, una morada allá, simbólicamente hablando, todas las demás riquezas vienen a vosotros a causa de esa idea. Sí, porque en lo alto todo está unido, no hay separación, y cuando se pone en movimiento una idea, las demás la siguen. Si estáis en buena relación con una idea, si la queréis, si la alimentáis, si queréis atraérosla, os pondrá en comunicación con todas las demás que os envían lo que poseen. Ved cómo, entre el principio y el fin de esta frase: «Pedid el Reino de Dios y su Justicia… y todo lo demás se os dará por añadidura», hay un espacio vacío que yo lleno para vosotros.

Hoy os explico lo que está escrito en la promesa del Evangelio: cómo todo lo demás se nos dará por añadidura. Es posible gracias a una afinidad especial, mágica, magnética entre una idea sublime y todas las demás ideas que se le parecen, y también porque una idea tiene siempre representantes aquí, en la tierra. He ahí por qué tendréis todo lo demás.

¡Bienaventurados los que me han comprendido! Cada día, aquí, colectivamente, tenemos que pedir el Reino de Dios. Naturalmente, también podemos pedirlo cuando estamos solos, pero solos no podemos producir efectos tan poderosos, o bien deberíamos conocer otras leyes. El que está solo debe saber que nunca hará nada si está solo, y mediante el pensamiento debe reunir a toda esa colectividad de seres dispersos por el mundo que no cesan de trabajar en este sentido. Solo nunca se obtiene nada en este campo. Incluso si no se puede estar siempre con los demás, por lo menos hay que unirse a ellos mediante el pensamiento y esperar a que otros muchos cerebros vibren al unísono con nosotros y respondan a nuestra llamada.

Porque la verdadera evolución va en el sentido de la colectividad. Aquel que se expande en la colectividad evoluciona maravillosamente. Los que se sienten desgraciados, oprimidos en ella, y que quieren evolucionar solos, intelectualmente, leyendo, instruyéndose, demuestran que están dirigidos por su personalidad. Pues bien, eso aún no es una buena evolución. Es necesario amar la colectividad, sentirse inmerso en ella como en un océano en el que todas las almas vibran conjuntamente. Sí, hay una evolución a realizar: tarde o temprano, deberéis vencer ciertas tendencias personales, someterlas, desnudaros para poder finalmente decir: « ¡Soy un ser colectivo, ya no soy una oruga, soy una mariposa!» En ese momento podéis abandonar la tierra, y viajar hacia otros planetas, hacia las estrellas.

Omraam Mikhaël Aïvanhov

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