En el mundo divino.

Los celos surgen cuando un ser finge sostener las cosas por sí mismo Por ejemplo, una joven está celosa à por culpa de un joven, porque teme que otra persona se lo quite. Desde el punto de vista espiritual, la joven y el joven representan: por un lado el corazón, y por el otro el intelecto. Si varias chicas jóvenes aman al mismo joven, ¿cuál puede afirmar tener más derechos sobre él? Imagínese diez personas alineadas frente a un árbol frutal; ¿cuál tendrá el derecho a recoger la fruta?

Si estos seres tienen una mentalidad puramente terrenal, se disputarán, lucharán y los más fuertes se harán con el botín de otros. En el mundo divino, no pasa esto: todo el mundo permanece tranquilamente en su lugar, porque nadie tiene derecho a intimidar o molestar a los demás. En este mundo superior hay perfecta armonía y respeto mutuo, porque los seres son todos razonables y se aman unos a otros. Y cuando el primero toma el fruto del árbol, se lo ofrece a los demás. El mundo físico está aún en proceso de organizarse. Sin embargo, los que están preparados no deben quedarse. Tienen que seguir adelante y los otros lo seguirán. Escuchamos: «Este mundo está confundido, desordenado». Pero este es el pensamiento de personas que están confundidas; cuando un ser deja de pensar, se convierte en esclavo de ciertas fuerzas negativas que lo empujan en direcciones contrarias al camino de su alma.

Durante el día, el sol lo ilumina todo. Podemos verlo con claridad. Pero cuando llega la noche y deja de iluminarnos, ya no lo vemos. Si la causa de los fenómenos que lo afectan es externa, el ser vive en el mundo físico; pero si la causa es interior, es porque vive en el mundo divino. En el primer caso, existe el peligro de que la razón del hombre se confunda y su comprensión se distorsione. El mejor método es recibir luz tanto desde el exterior como desde el interior – desde el propio ser Divino – para que así no pueda ser engañado de ninguna manera. El pensamiento es siempre claro y puro; actos positivos y equilibrados; y el uso que hacemos de nuestra energía y nuestros poderes es siempre razonable y constructivo.

Beinsa Douno.

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