Todas las debilidades del mundo surgen de cosas hechas a medias.
Hasta ahora, el alma humana se ha ido desarrollando hasta convertirse en un capullo.
En nuestra época, este capullo comienza a abrirse.
Esta apertura del alma-brote es uno de los momentos más grandes del cosmos. Se llama el florecimiento del alma humana.
Todos los seres superiores del mundo Divino esperan con anticipación el florecimiento del alma humana.
Saben que en ella están inscritas todas las manifestaciones de Dios, que en ella está escrito todo lo que ha sido antes de ellos, todo lo que es ahora y todo lo que será en el futuro.
Saben que el alma humana es un libro sagrado en el que Dios, de una manera especial y desconocida para ellos, ha escrito el desarrollo de toda la Creación.
Por eso, esperan el florecimiento del alma humana con anticipación divina. La flor en la que florecerá esta alma, brillará con toda su belleza, y Dios la infundirá con Su luz y Su amor.
Hay una belleza en el alma humana que ningún otro ser en la vida posee.
Es una belleza incomparable. Incluso Dios se regocija cuando contempla la forma del alma humana.
Todos los ángeles, todos los siervos de Dios vendrán cuando el alma humana florezca. Desde tiempos inmemoriales han esperado su florecimiento para probar su néctar.
Y cuando vengan, traerán la nueva cultura que yo llamo “la cultura del Amor”.
Cuando Cristo descendió a la tierra, vino precisamente para ayudar a las almas humanas, porque cada alma que desciende a la tierra tiene una tarea específica que sólo ella debe cumplir.
En el mundo hay almas inteligentes que desean avanzar y vivir conscientemente. Los grandes Maestros vienen a la tierra para estas almas, y son ayudados por todas las almas amorosas y luminosas que trabajan en el mundo.
Sólo las almas que son amorosas y luminosas son capaces de ayudar a otras almas. Han terminado sus pruebas en la tierra. La conciencia divina se ha despertado en ellas. Por ello, no desean abandonar la tierra. Dicen: “Viviremos ahora en la tierra bajo cualquier condición. Viviremos como Dios quiere que vivamos. Ahora entendemos la manera correcta de vivir”. Nada es imposible para el alma humana que se esfuerza por elevarse. Es fuerte gracias a sus lazos con otras almas que son sus semejantes.
Beinsa Douno.