Mucho se habla sobre el amor; pese a ello, sigue siendo incomprendido e inaplicado. Por ejemplo, alguien te ama, pero tú no lo comprendes y te sientes siempre dispuesto para atribuirle faltas que tal vez no tenga. Tú le esperas a una hora determinada, de acuerdo con lo convenido previamente, pero éste se retrasa. Tú dudas y piensas mal de él. ¿Por qué, si sabes que lo amas, no supones que alguna causa ajena a su voluntad lo obligó a tardar? Tal vez un atraso del tren en el que debía viajar ocasionó su falta de puntualidad. Cuando la gente se comprende, siempre piensa en lo más bello. Generalmente, en el amor comprendido, se encuentran los rasgos mejores y, en el no comprendido, impera la negatividad. Por ello, cuando amas y te aman, debes saber que Dios se manifiesta, y no debes echar sombras sobre el rostro de Dios. Cuando alcances la ley del amor, sabrás que no existe otra ley más alta. El amor es la única fuerza inconmensurable en el mundo. Sólo se estudia y se determina a nivel de la superconsciencia. Una vez allí, el hombre ve las cosas en su absoluta realidad. Ha sido dicho que Dios es amor.
Él se manifiesta en la totalidad de la vida, por lo cual, si buscas el amor, lo encontrarás también en la totalidad de la vida. Si estudias la vida manifestada en las piedras, las plantas, los animales y los hombres, hallarás el amor de Dios. Y si miras a la más pequeña hierbecilla como manifestación del gran amor, con ella podrás curar la más temible enfermedad, porque el amor se manifiesta tanto en el más diminuto ser como en el más grande de los seres. Aun el viento cuando sopla es la expresión del amor. Cuando hace volar tu sombrero te dice que el amor habla a través de él. Con ello te quiere explicar que el hombre puede vivir sin sombrero, a fin de que la luz ilumine su cabeza y penetre en ella. ¿Que esto puede ocasionar una congestión? No hay peligro de ello. Donde se manifiesta Dios, no existen contradicciones. Ellas sólo aparecen cuando negamos a Dios, cuando negamos el amor.
Beinsa Douno.