Muchos de los hermanos y hermanas eran maestros. Ellos aplicaban los métodos educativos que el Maestro les había ensenado, y cuando lo fueron a visitar compartieron con El sus experiencias. El Maestro los escucho con gran atención, continuó desarrollando los métodos y continuaba agregando a lo que ya les había dado. Él les presentó los métodos de la Naturaleza Viviente, mostrándoles cómo podían aplicarlos en las escuelas. De este modo, el preparó la base para un nuevo sistema educativo. Una vez, mientras caminaban por las montañas, surgieron preguntas acerca de la educación de los niños.
El Maestro dijo:
El sistema educativo necesita ser cambiado. Algo nuevo debe ser introducido. El espíritu humano busca nuevos modos a través de los cuales la Vida Divina se pueda manifestar en la Tierra. Todos ustedes deben contribuir algo para la Nueva Cultura. Algo nuevo debe ser introducido en la educación humana a fin de cambiar completamente el concepto de la Vida que tiene la gente.
Muchos de los métodos educativos en uso corrientemente no son
más que entrenamiento. Ustedes educan a una persona bajo ciertas circunstancias, pero cuando la persona se halla bajo diferentes circunstancias, ellos revienen a sus viejos hábitos. Los niños son sabios, pero la ventana a través de la cual ellos están mirando es pequeña. A medida que el niño crece, la ventana se amplía. Las habilidades de los niños son inmanentes. Dios ha plantado lo nuevo dentro de los seres humanos, a fin de que provenga de su interior. Los educadores solo deben desarrollar las condiciones apropiadas para que lo que Dios ha plantado en el alma se desarrolle y crezca, y no deben plantar sus propias ideas. En la educación contemporánea, nos esforzamos en tratar de hacer que el niño se asemeje a nosotros. Esto no es correcto. Lo que debemos hacer es dar a los niños el impulso para desarrollar lo que ya se encuentra dentro de ellos.
Si algunos estudiantes están nerviosos, dejen que lo estén. Si están silenciosos, dejen que lo estén. Ustedes pueden forzarlos, pero esto no es natural para ellos.
Ustedes pueden dividir la vida humana en períodos de 7 años. Pero desde otro punto de vista la pueden dividir en períodos de 33 años. En su 33° año, todo ser humano, consciente o inconscientemente, entra en la vida espiritual. Algo dentro de esa persona encuentra un balance. En el 66° año, uno entra en la Sabiduría. Después de esta edad, uno ya está viviendo en el Mundo Divino: el alma y el espíritu de esta persona se manifiestan. Esto debe ser aplicado en la educación, ya que en los primeros 1O años, un impulso es dado que dará fruto durante el periodo correspondiente.
Beinsa Douno.