¿De dónde proviene la luz? Del conocimiento. Cada día inteligentemente vivido asegura el futuro. Si el conocimiento no se aplica para la autoeducación y el servicio, no tiene sentido.
Mientras el hombre no eleve su conciencia, pasará de una contradicción a otra y de nada le valdrá el conocimiento.
El destino cambia cuando uno se dedica a servir a una elevada idea.
Quien ha venido a la Tierra trae cierto capital para desarrollar. No queda otra alternativa más que trabajar. Si tú aprovechas las posibilidades que se te han dado, podrás adelantar; y si aplicas correctamente el conocimiento adquirido, alcanzarás tu meta.
Ya ha llegado el tiempo para la elevación de la humanidad. Ante nosotros tenemos un grandioso futuro.
¡Es preciso aplicar el conocimiento adquirido!
Cuando pases por un camino enlodado o polvoriento, hazte como el ave y elévate hacia donde ni el lodo, ni el polvo, te afecten.
Cuando el discípulo se enfrenta con ciertos obstáculos o siente resistencia para sus pensamientos, debe elevarse hacia un campo más alto. Si logra penetrar en el campo del pensamiento superior, se liberará de toda dificultad.
Si tú no quieres ser avasallado por el pensamiento colectivo, debes vincularte con las fuerzas de la Naturaleza viva y elevar tu conciencia hacia lo Divino.
No te vincules con lo superfluo. Si te aferras a ello, debes saber que habrás de sufrir.
El discípulo debe salir de los estados ordinarios, para poder entrar en el ambiente de los pensamientos positivos que traen inspiración. Para ello, es preciso discernir.
Discernir significa estar vinculado con la conciencia superior.
¡ESCUCHA EL SILENCIO!
¡La Voz silenciosa sólo se escucha en el silencio! El discípulo resuelve los más difíciles problemas en el más absoluto silencio de su alma, cuando todo duerme pero Dios está despierto.
Beinsa Douno.