¡Cree en lo nuevo!

Me han preguntado cómo será el futuro orden. Yo digo que será tal como sea la gente. Este orden que tenemos, hace miles de años que ha sido creado. En sí mismo, este orden no es malo; lo analizo en un amplio sentido. Este orden, esta vida, eleva a la humanidad en su conjunto. No es ideal, pero tampoco puede decirse que sea malo. Hay, sin embargo, una vida más elevada que despierta la aspiración de la humanidad. Así como nuestro sistema solar se dirige hacia su centro, así nuestra vida es dirigida hacia un centro, hacia el gran Bien de la Vida: hacia la alegría, el amor, la sabiduría, la verdad y la libertad.   

Y entonces, cuando alcancemos esa vida, diremos como Job: «Ya no pensaré como antes, ya no viviré como antes, ya no sentiré ni obraré como antes». A este pensamiento lo puedes poner como fundamento de tu vida. Viviendo así, serás el hombre que quisieras ser creado. Entonces diremos: ¡Bienaventurados los creyentes en la nueva concepción del amor! ¡Bienaventurados los creyentes en la sabiduría, la verdad y la libertad! ¡Pobres aquéllos que permanecen en las viejas ideas!

¡Cultiva pensamientos positivos! ¡Cree en lo nuevo!

No toda la gente es incrédula. Yo veo que, a pesar de las grandes contradicciones que hoy existen en el mundo, la gente mantiene una fe insoslayable sobre la evolución del mundo y la superación de la vida. Entonces, no perdamos el ánimo, así como lo perdió Job, porque ¡benditos, benditos sean aquéllos que vienen con la nueva fe! ¡Benditos los que vienen con el nuevo amor! ¡Benditos los que vienen con el nuevo conocimiento! Yo digo: ¡Benditos sean, porque ellos se llamarán hijos de Dios!

Algo para que recuerdes:

Cierta persona cree en Dios, dice que lo ama; pero, cuando sus asuntos no marchan como quisiera, comienza su oposición a Dios, culpándolo de sus disgustos y fracasos. Del mismo modo, muchos protestan porque Dios ha permitido el mal en la vida. El mal ha sido permitido como fuerza y tiene su camino determinado. Al hombre también se le ha determinado un camino por el que debe transitar. Éste es el camino del bien. Por lo tanto, ¿quién lo obliga a transitar por el camino del mal? Sólo él mismo, por propia decisión, se ha desviado de su camino natural, prefiriendo el camino del mal.ç

Cuando el hombre se desvía de su camino, Dios le advierte su error, pero él desoye la advertencia. Tú debes saber que si te apartas de tu misión y comienzas a trabajar sólo para ti mismo, inevitablemente tropezarás con el mal.

Aparte de esto, muchas de las contradicciones en la vida, incluyendo las enfermedades, radican en las malas y anormales relaciones del hombre con la Naturaleza.

Si tú chocas con la Naturaleza, si infringes sus leyes, ella tratará de defenderse. Así como tú la tratas, ella te tratará.

¿Sabes cuál es la cualidad de los hombres grandes? Su buena relación con la Naturaleza.

Beinsa Douno.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *