Excelente reportaje de “Informe Semanal” hoy sábado a la noche sobre el proyecto de macro granja de Noviercas. Quieren instalar en la localidad soriana una granja para acoger a 23.500 vacas.
El reportaje ha puesto en valor a las pequeñas granjas de ganadería ecológica con un trato saludable y amable hacia a los animales frente a esas granjas industriales. En estas últimas se infringe un trato cruel a las vacas. Su vida no supera los cinco años, cuando las vacas en libertad con una buena alimentación y sin sufrir ataques puede llegar a vivir entre 20 y 25 años. En la macrogranjas son atiborradas de antibióticos. Amén de ello, el reportaje se ha centrado en la altísima contaminación que generan estas granjas.
Para evidenciar el desastre a diferentes niveles que comportan estas granjas industriales, las cámaras se han acercado a la de Caparroso (Navarra) en la imagen con 5.000 cabezas. Ésta es la Televisión pública que necesitábamos.
Querido amigo:
Esto va de a poquitos, no de maximalismos. Esto de la evolución nunca fue cuestión de todo o nada. A cada día su afán, su cometido y en ese desafío infatigable, sostenido consiste la apasionante aventura humana.
Hay un superior ideal de fraternidad que invita a incluir también a la entera condición animal en su seno. La alimentación vegetariana es nuestro incuestionable horizonte evolutivo, pero aún hay mucho trecho. Vamos hacia eso, vamos hacia unas mesas sin ningún dolor animal, hacia una alimentación que venga de nuestras huertas, frutales y cultivos, pero ese loable objetivo no puede ser sino gradual, porque gradual, lenta y paulatina es la evolución humana.
Bienvenidas sean por lo tanto las ganaderías ecológicas, pues pasarán muchos, muchos siglos antes de que la entera humanidad deje de ingerir animal. Mientras tanto puedan cuanto menos las vacas y terneros correr por los campos, respirar aire libre, librarse de diarios antibióticos y salir de esas crueles celdas. Puedan vivir veinticinco años y no cinco. Las vacas sienten, goza de cuerpo emocional y el humano no tiene derecho a tenerlas metidas en esas infames ruletas para extraerles hasta la última gota de cruel beneficio.
Hemos de apoyar a la ganadería ecológica, lo mismo que hemos de apoyar cualquier progreso humano, por pequeño que sea, en cualquiera de las áreas de su actividad, hacia una civilización más amable y compasiva por supuesto con los congéneres, pero también con el resto de los Reinos.
La no apertura de Noviercas, el cierre de la macogranja de Caparroso representarían indudable progreso hacia la civilización que profundamente anhelamos; sería digno de que descorcháramos esa “botellita” que tenemos pendiente. Fuerte y sentido abrazo.
- Imagen obtenida por nuestra compañera Elena Molina en su reciente viaje a Sudán del Sur