La oración es la mejor manera de resolver todos los problemas más difíciles. La duda, la sospecha, el miedo, la incredulidad y otros pensamientos y sentimientos negativos son la causa de la mayoría de las enfermedades en les los hombres. A través la de la oración, por la elevación del pensamiento, el ser vence a estos estados enfermos. La oración en sí misma contiene una fuerza mágica.
Basta con que el discípulo lea un versículo del Evangelio con concentración y con un profundo deseo de entenderlo para que Cristo venga en su ayuda y traiga la Luz a su conciencia. Con esta nueva claridad, también será capaz de hacer sus tareas y dirigir mejor su trabajo. La oración eleva, intensifica las vibraciones del aura. El discípulo se vuelve invulnerable a las bajas influencias que puede encontrar en su entorno o en otro lugar.
La oración protege de las inquietudes, de las ansiedades del mundo perpetuamente inquieto.
Cuando el hombre ora por la realización de un deseo legítimo, el mundo superior invisible lo ayuda cada vez. ¿Estás enfermo? Ora al Señor Dios para restaurar tu salud, y la mejora vendrá, seguida de la sanación. ¡No hay nada en el mundo que el hombre haya pedido con toda su fe y alma que Dios no haya cumplido!
Si todos se dirigieran a Dios y oraran: “Señor, hemos probado todos los métodos para organizar el mundo; danos una manera nueva para hacerlo mejor”, si oraban con todo su corazón, vendría el método, el Señor ayudaría a los hombres a hacer del mundo un lugar mejor.
Beinsa Douno.