Un alto ideal

Recuerda: la Naturaleza presta mucha atención a las aspiraciones internas del hombre. Los resultados que operan sobre tu vida, se deben a la elección que has hecho.

¿Qué es lo que comprende la aplicación del alto ideal en la vida? Lo explicaré con un cuento breve: Una joven egipcia de nombre Elnamar, era hija de un pobre aldeano y se diferenciaba de sus compañeras porque llevaba un alto ideal en su alma. Ella era, además, inteligente, virtuosa y humilde. Un día, encontró a su Maestro, y éste le preguntó: «¿Te casarás, Elnamar, o permanecerás doncella?», y ella le respondió: «Si me caso, Maestro mío, sólo lo haré con el Hijo Real». Y el Maestro se alegró, al comprobar el grado de ideal de su discípula.

Si tú tienes algún credo, si eliges alguna enseñanza, si mantienes en tu conciencia alguna imagen, que todo ello responda al alto ideal. Si tú tienes corazón, mente, alma y espíritu, que sean inspirados por un alto ideal. Tu espíritu debe ser poderoso, debe ser Hijo de la Verdad. ¿Quién es el Hijo de la Verdad? Es el Hijo Real, el ideal del alma humana.

Si cada mañana tú sales a recibir al Sol, que sea en el mejor momento, antes de que aparezca detrás del horizonte. Recibe el primer rayo del Sol saliente. Este rayo es el más importante. Este rayo es el Hijo Real, el Hijo de la Verdad.

Este rayo oculta en sí mismo toda la fuerza y el poder del Sol. Si no recibes este rayo, perderás el alba, pues él contiene la riqueza de todos los rayos. Él es el primer fruto del gran árbol de la Vida. Los restantes rayos son los últimos frutos del gran árbol. Si alguien dice que puede recibir el Sol en cualquier momento, la Naturaleza dirá de él: «¡De este niño no saldrá nada!». Para que esto no suceda, recibe el primer rayo de Sol, si quieres aprovechar todos los rayos. Sólo así enriquecerás tu vida. El más luminoso pensamiento, el más elevado sentimiento y la más bella acción contienen en sí, el primer rayo de Sol que recibe el alma humana.

Si subes a la montaña y tienes sed, no bebas cualquier agua; busca el más puro manantial. Toma de tu mano el agua pura de la montaña. Si esto haces, la Naturaleza comprobará que tienes alto ideal y esperará algo de ti. ¡Sube a la montaña! ¡Bebe el agua pura del manantial! ¡Contempla la belleza que te rodea! Y, cuando desciendas al valle, guarda para siempre en tu conciencia el recuerdo de esta experiencia. Las altas cimas, los puros manantiales, tienen vida. ¡Guárdalos profundamente en tu alma!

¡Aplica el alto ideal por doquier en la vida! Si lees un libro, que sea el de mejor contenido, el que te eleva y te resulte inolvidable. Si vas a una exposición en una galería de arte, que sea de un buen pintor. No mires los cuadros ordinarios y deprimentes. Tales cuadros los encontrarás todos los días en el mundo. Cuando eliges un amigo, guarda la misma ley; que sea el de mejor corazón. Si eliges un Maestro, no digas que lo prefieres porque conoce muchas ciencias. El conocimiento no determina al hombre, ni hace del hombre un Maestro. La gran cantidad de conocimiento no elaborado es una carga inútil. El conocimiento externo es un adorno en el sombrero. Lo substancial es el sombrero y no el adorno. Imagina que eres un escritor y recibes de un amigo una lapicera con pluma de oro. Tú tomas la lapicera y escribes con ella, expresando tus mejores sentimientos.                           

PETER DEUNOV

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