¿Somos capitalistas? ¿Somos comunistas?

Es la propia naturaleza la que obliga a los seres a manifestarse como capitalistas y comunistas, pero en épocas diferentes, naturalmente. Primeramente el hombre es capitalista, porque quiere llegar a ser rico. La naturaleza le da el capital: sus brazos, sus piernas, sus ojos, sus orejas, su sexo y su cerebro son un capital con el cual debe trabajar para adquirir las riquezas que luego podrá repartir. Si sois pobres, ¿qué podéis repartir? Nada. Ni siquiera podréis ayudar a vuestra mujer y a vuestros hijos. Hay que ser rico para poder ayudar a los demás.

El capitalismo debe ser solamente un medio, pero el error de los capitalistas está en haberlo convertido en un fin. Los capitalistas no han comprendido nada… Y los comunistas tampoco. ¿Creéis acaso que los comunistas son verdaderamente comunistas? ¡Eso, sólo Dios lo sabe! A menudo critican y combaten a los capitalistas porque en el fondo querrían ser tan fuertes y tan poderosos como ellos. El que se siente pobre y desheredado, preconiza el comunismo. Pero si se vuelve rico, ¡ah! entonces se olvida del comunismo. Mientras la gente es pobre, es comunista; pero cuando se enriquece se vuelve capitalista, porque en ese momento, si aceptan el comunismo, deberían compartirlo todo y eso no les interesa. Sin embargo, yo creo en el comunismo.

¿Por qué? Porque Jesús era comunista, pero un comunista blanco, no rojo. Por ahora ni los comunistas ni los capitalistas actúan correctamente. Cuando el ideal consiste en acumular riquezas, se producen todo tipo de inconvenientes que no se habían previsto. Y cuando se quiere repartir sin discernimiento, se producen nuevos imprevistos, también perjudiciales. Por consiguiente, si los capitalistas y los comunistas no quieren ir más allá en su comprensión de las cosas, se matarán: habrá guerras civiles y más tarde otras guerras… Ni los unos ni los otros tienen esa luz que damos aquí: trabajar por un elevado ideal. Sólo trabajan para sí, y si dan la impresión de trabajar para los demás, en realidad siguen trabajando para ellos mismos.

Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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