No mires atrás, no pienses en tus errores pasados; no sigas preguntándote, «¿Por qué? ¿Cómo?» Lo que tienes que hacer ahora es mejorar. Para hacer eso, tienes que ser inteligente y razonable. Por inteligencia, me refiero a un intelecto con buenas habilidades para el trabajo constructivo, la elevación y el desarrollo. Ser razonable es saber utilizar, en el momento dado, las capacidades, las fuerzas positivas en sí mismo. Tercero, necesitas la firmeza de la moral espiritual pura.
Toda la ciencia contemporánea se basa en estos principios. Los científicos que hacen que los descubrimientos sean útiles para la humanidad son seres altamente capaces; conocen la ciencia espiritual y la aplican sin problemas. Algunos de ellos han completado hace mucho tiempo el estudio de los cursos de la escuela que ahora están siguiendo y es con el conocimiento que han adquirido allí que pueden hacer tal trabajo y tales descubrimientos.
Hay personas que, de acuerdo con esta o esa religión, piensan que pueden acercarse fácilmente a los ángeles. Un ángel se distingue de los seres humanos por su alto grado de conocimiento del que el hombre de hoy no tiene ni idea. Por ejemplo, los ángeles tienen el poder de responder a una pregunta como ésta:
«¿Cuántos átomos hay en un universo tan solar?» ¡Su conocimiento matemático les permite responderle en poco tiempo de una manera exacta! Si a un ángel se le confía la tarea de calcular, en sus detalles, la vida de un hombre en la tierra: ¡cuando nace, cuando muere, lo que hará a lo largo de su vida, etc., puede hacerlo rápidamente y contarle en detalle para cada día, cada hora, cada minuto!
A tales preguntas, nuestros más grandes eruditos contemporáneos obviamente no pueden responder nada. ¡Pero otros científicos, cuyo nombre es desconocido, son capaces de hacerlo!
Les he dicho, en varias ocasiones, que el Amor no debe tener un objeto; con esto, quiero decirles que el propósito de su vida no debe incluir imágenes materiales para conseguir.
Estas formas materiales pueden constituir condiciones transitorias útiles para su vida terrenal, pero bajo ninguna circunstancia su conciencia debe sostenerlas para el propósito real y esencial de su existencia.
Beinsa Douno.