La fuerza mágica del Amor.

Muchos autores han tratado de describir qué es el amor. Sobre este tema pudieron haber tenido ciertos éxitos, pero no un éxito total. ¿Por qué es así? Porque el amor tiene características que no son conocidas por la humanidad actual.

Alguien dice que su corazón arde de amor. ¿Qué clase de amor es éste que puede quemar el corazón? Esto no puede hacerlo el amor. Tú dices que sufres por amor. Esto tampoco es verdad. El amor no puede causar sufrimiento. Es cierto que el hombre sufre y también es cierto que su corazón puede arder, pero el amor no puede ser la causa. El fuego que hace combustión en el corazón no es el sagrado fuego del amor. Todos dicen que el amor es un atributo de Dios; pero, que significa este amor, no lo saben. Una de las cualidades del amor divino es su constancia e inmutabilidad. Entonces, ¿qué clase de amor es el que constantemente cambia?

Un día, alguien te recibe bien, te da de comer y tú te encariñas con esta persona. Al día siguiente, ya no te recibe y tú dejas de quererla. Esta clase de amor no es más que una relación comercial. Uno compra y el otro vende. Mientras el comprador tenga dinero y el vendedor tenga mercadería, los asuntos marcharán bien, de lo contrario, la relación se quebranta. Esto es así porque las relaciones comerciales corresponden a la faz externa del amor. Sin embargo, el amor tiene una faz profunda que debemos considerar. Por ejemplo, una mujer tiene varios hijos. Ella a todos los cuida del mismo modo, les da de comer, los viste, los educa. Aparentemente, a todos los ama por igual; pero, en realidad, a uno lo ama más que a los otros. Alguien puede decir que este niño es el más obediente, por lo cual ha ganado la preferencia de su madre.    

Es posible que ésta sea la causa, pero también la causa puede ser otra. Frecuentemente, el niño más obediente es amado por su madre, porque ella ve en esa cualidad algo que en los demás no existe. La madre ve en el rostro de su amado niño una piedra preciosa que algún día se perfeccionará y será apreciada por todos.

Beinsa Douno.

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