Oración significa trabajo. Si no trabajas, ninguna oración te puede salvar. No hay nada más grande para el alma humana que ese momento en que se escucha la voz queda y serena de Dios. Si escuchas esta voz en lo profundo de tu alma, serás portador de luz y estarás dispuesto a trabajar y servir al Señor.
Al levantarte del sueño debes dirigirte a la gran Conciencia de la vida, vincularte con ella y albergar un divino pensamiento en tu mente. Si estableces este vínculo, tu trabajo durante todo el día será bueno y te sentirás alegre y bien dispuesto hacia tus semejantes. Para quien se vincula con Dios todas las puertas permanecerán abiertas. Mas, si comienzas un trabajo sin Dios, no es posible esperar un éxito real. Recuerda: tu deber es sembrar las semillas en la huerta; lo demás es trabajo de Dios.
Frecuentemente dices que no tienes respuesta a tu oración y esto engendra dudas en ti. ¿Por qué es esto? Porque pretendes que Dios satisfaga tus deseos, cuya realización en el momento no te hace falta. Quieres arreglar tus complicados asuntos con la ayuda de Dios. Cierto es que Dios ayuda, pero según su plan y no el tuyo. Yo no voy
a Dios para solucionar mis problemas, sino para trabajar. Dios me ha otorgado muchos dones y de mí se exige una sola cosa: ¡Trabajar!
Si anhelas conocimiento, debes saber que no habrás de lograrlo si sólo recurres a la oración. Si oras, pero al mismo tiempo estudias, eso es otra cosa. Cierta vez, un estudiante de colegio me aseguró que cuando rezaba le era concedido, durante sus exámenes, extraer del bolillero la bolilla que correspondía exactamente a los puntos que había estudiado, sin preocuparse por el estudio de la materia completa. Este adolescente no sabía que en el bolillero de la vida se extraen todas las bolillas de lo que debe aprender, y saldrá adelante siempre y cuando se encuentre altamente preparado para afrontar todo examen.
¡Ora, sí!, pero que vuestra oración vaya siempre acompañada de afanoso estudio, trabajo y amor. Sólo así todos tus problemas se verán resueltos. Además, si estudias y trabajas, ya estás orando y el Señor será contigo.
La oración es un proceso ininterrumpido. Rezas cuando duermes y cuando sales del sueño; cuando trabajas y también en las horas de esparcimiento. Toda tu vida es un acto de oración.
Peter Deunov, Maestro de Omraam Mikhaël Aïvanhov.