El Maestro dijo:
El Nombre de Dios es sagrado. Silencio absoluto debería cubrir in mediatamente los corazones y las almas de todos cada vez que el Nombre sea dicho. Todos deberían sentirse llenos de reverencia y asombro sagrado.
Todo en el mundo es transitorio, con la excepción del Nombre y la Voluntad de Dios. El Nombre de Dios debe ser santificado en sus almas. Recuerden siempre las bendiciones que Dios les ha deparado. En la pobreza al igual que en la prosperidad, en la salud como en la enfermedad, en la abundancia como en la adversidad, Él siempre los cuida.
Aquellos que no cumplen la Voluntad de Dios seguramente sufrirán, no porque Dios lo desee, sino porque ellos han errado contra la más fundamental Ley de la Vida. Aquellos que viven en Su Voluntad son como hierro que ha sido calentado hasta que brille blanco. A esta temperatura todos los errores, adversidades y enfermedades serán quemados como cenizas. Solo entonces ellos sentirán paz y tranquilidad en lo profundo de sí mismos.
La mera mención del Amor de Dios, del Nombre Divino, los inspirará. Toda irreverencia cesará. El Nombre de Dios es sagrado. El Nombre de los Ángeles es sagrado. Uno debe alimentar estos sagrados sentimientos y pensamientos acerca de Dios.
Beinsa Douno.