La Naturaleza sólo ama a quienes tienen un alto ideal. Ella les dice: «mis amados niños» y los llama por sus nombres. Pero aquéllos que no tienen ningún ideal, no están inscriptos en sus registros. Éstos son descartados, abandonados en sus abismos, hasta días lejanos.
Si a veces tú te sientes como si nadie te prestara atención, incluso, como abandonado de Dios o de la Naturaleza, sabrás que la causa está en ti, pues careces de un alto ideal. ¡Ésta es una ley!
Cada uno puede corregir su propia vida; cada uno puede liberarse de sus desgracias y sufrimientos, cada uno puede salir de las abismales profundidades de la vida, con sólo crearse un alto ideal. Entonces la Naturaleza dirá: « ¡He aquí, que mis niños han resucitado!»
¿Qué significa la muerte y qué, la resurrección? La muerte se relaciona con quienes se encuentran sumergidos en los abismos de la Naturaleza; es decir, quienes viven sin un alto ideal. Para emerger de tales abismos, hace falta una fuerte voluntad e inquebrantable fe. Quien logre salir a la superficie será iluminado por los rayos del Sol de la vida. Esto es resurrección.
Muchas veces nos encontramos con personas que se conforman con cualquier cosa. Comen lo que venga, visten de cualquier manera sin preferir color ni calidad. Estas personas piensan que son humildes y conformistas, pero no es así. Esto es carencia de ideal. Cualquier cosa tal vez coma el animal, pero no el hombre. Debe haber una elección del alimento. La Naturaleza ha creado alimentos puros y nutritivos para sus amados niños con alto ideal. Ella los reconoce y los examina de continuo para descubrir lo que oculta el alma humana, lo que oculta su mente y corazón.
Así, ella te pondrá en un huerto con muchos árboles frutales de gran variedad y te dará a elegir los frutos. Si subes al mejor árbol y seleccionas los frutos mejores, anotará en su registro: «He aquí a uno de mis niños con alto ideal. De este niño intrépido saldrá un Hombre». Pero si comprueba que tienes pereza de subir al árbol y ve que te conformas con los frutos sin sazón de las ramas más bajas, o los levantas del suelo para ahorrarte esfuerzo, anotará en su registro: «He aquí un niño sin ideal, de él no saldrá nada».
El Camino del Alba. Peter Deunov.