El Grano de Mostaza.

He aquí cómo se adquiere el equilibrio interior, que también se revela en el exterior.

Existen dos categorías de relaciones y actividades mutuas, dos de las cuales se derivan de la primera ley, que es de naturaleza mecánica y tiene dos aspectos: adición y substracción. La segunda ley tiene un carácter divino y sus dos facetas son la multiplicación y la división. El mal siempre está vinculado a la primera categoría. Por ejemplo, Adán y Eva se reunieron; prestaron atención a la serpiente y violaron el orden divino. Este hecho, han demostrado abiertamente su desobediencia y orgullo. Dios los expulsó del paraíso. A veces los critiqueos se nos unen, revelando complacientemente las faltas de las personas que conocemos, agregándonoslas inconscientemente.

El diamante es brillante y caro, pero sólo recoge los rayos y los descompone, pero no los multiplica. El grano de trigo es humilde, de bajo precio, pero sembrado en la tierra, se multiplica hasta cien veces. Tal es el hombre espiritualmente evolucionado. El servidor bueno y fiel que se hace referéncia en el Evangelio multiplica los talentos de su Maestro, cumpliendo así la Ley divina. Cuando Dios creó al hombre, le dio la orden de «crecer y multiplicarse.»

Asegúrate de desarrollar, multiplicar los dones y talentos que hay en ti. La esposa debe ver en su esposo sólo los buenos rasgos que posee, y ayudarle a multiplicarlos; el esposo entonces sentirá gratitud que amplificará los sentimientos que se sienten por su esposa. Por el contrario, el marido debe hacerle lo mismo a su esposa. Si uno ve los defectos del otro, que no los revela, sino que trata de transformarlos en cualidades, es cuándo son multiplicados.

Si se dice que el Reino de Dios se parece al grano de mostaza, significa que tan pronto como las semillas de este Reino entran en el alma humana, se multiplican cien veces y Dios entonces le ofrece su Reino a compartir.

Debemos llegar a ser Hijos de Luz usando todas las condiciones para nuestro bien espiritual y el de nuestro entorno. Dado que la multiplicación de las plantas requiere la luz física, las obras de los seres humanos basadas en las Leyes Divinas sólo son posibles con la Luz divina. A los Hijos de la Luz no se les pide ser externamente brillantes como un diamante estéril, sino similares a las semillas que crecen y se multiplican. La infertilidad es la muerte. La higuera infértil, de la que habla el Evangelio, fue maldecida y sacrificada; cada rama de la vid que no produce fruta -que no se multiplica- la cortamos, pero la que es fértil, la podamos para que dé más fruto.

Beinsa Douno.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *