Siempre he conocido a Josean Manzanos explorando nuevas aguas con valentía pionera. Desde que le conocí hace ya más de catorce años en la comunidad de Arkaia, junto a la capital gazteiztarra, no ha dejado de buscar y dejar atrás. El libro que acaba de editar, “Surfear. Aprender a vivir en la cresta de la ola”, da fehaciente constancia de su incansable ánimo investigador en las aguas cristalinas, a menudo también procelosas, del espíritu.
En Vitoria-Gazteiz Josean, la Natalia inseparable e “Ixileku” despliegan sus mares y reparten gratuitamente tablas de surfear. No se prodigan los grupos y movimientos que regalen las imprescindibles tablas. Este equipo entrañable y cercano de buscadores y meditadores lo hace desde hace tiempo. Llevan ya años con una invitación abierta de meditación en lugares públicos. Se trata de una labor plenamente altruista para quienes en medio del asfalto buscan el caro e interior silencio. A Artaza, nuestro pequeño pueblo bajo la Sierra de Urbasa, sólo han traído bendiciones y lagos de silencio. A la vera de éstos van a levantar incluso casas de madera y nosotros ya estamos buscando clavos y tablas, porque les queremos por siempre en nuestra compañía.
Josean en su libro innovador nos proporciona cien propuestas para surfear y vivir con plenitud en la cresta de la ola. Admira constatar lo que este maestro de escuela y surfeo ha leído, explorado y concretado. Sorprende la cantidad de sugerencias que nos proporciona para el diario baño de la vida. A mí particularmente me asombra la capacidad de síntesis y la creatividad para exponerlas. Josean ha concebido en tierra adentro, entre los patatales alaveses, no sólo un océano de infinidad de posibilidades de desarrollo personal, sino también un concepto diferente de edición.
Estamos ante un libro amable, fresco y revolucionario hasta en su presentación física. Hicimos bien de risas cuando nos trajo los primeros ejemplares. Le comenté que se le había olvidado el lomo, pero el surfista-escritor me respondió que es así, que el libro, con su cosido a la vista, permite una apertura total y por lo tanto una facilidad de escribir y dibujar en sus páginas. Josean invita al lector a participar. No concluye la propuesta, señala mares sobre los que cada quien lanzar su tabla. Proporciona un amplio abanico de sugerencias de ayuda para el buscador, para quien desee bañarse por entero en la experiencia única de la vida. Es también un libro de ejercicios que el aprendiz irá completando con sus experiencias internas. El autor esboza mapas, pero después por ejemplo se prodigan los códigos OCR, de forma que nos invita a una búsqueda compartida que no tiene fin.
Los gráficos y dibujos ganan a la letra de forma que la amenidad está garantizada. Josean presenta una idea del libro absolutamente nueva. Se trata de un colorido mar abierto, de una aventura compartida, de una navegación sin costas. Josean no nació a orillas del mar, pero todo apunta a que ya de niño alcanzó a oír el sonido de las olas y a sentir las posibilidades infinitas que se nos brindan al despertar a unos mares inmensos, a una vida plena de oportunidades de crecimiento y realización. Las olas empujen este libro oportuno y logrado en su fondo y forma a muchas costas, hasta muchos surfistas y humanos con voluntad de reeditarse y rehacerse en medio de un océano no exento de ciclogénesis.
Placer de surfear junto a Josean y la hermosa familia de «Ixileku”, junto a tantos hermanos y hermanas del planeta entero, sobre la mismas y a veces abismales mareas, en este preciso y aguardado momento, encima de estas preciosas e infinitas aguas. Nos vemos en la cresta…