El Amor es un manantial.

Dijimos que el amor es un manantial que mana continuamente. Cuando llegues a ese manantial, no tienes que apresurarte a beber. Detente ante él, descansa del largo camino y, serenamente, recoge con la palma de tu mano el agua que has de beber. No temas que el agua se agote. El manantial del amor es inagotable. Bebe tranquilamente y agradécele al agua del amor. Aquél que te ama es manantial del que recibes.

Sé cuidadoso con este manantial para no amargarlo con negatividades. Si lo amargas, lo destruirás. Por eso, el que ama y el que es amado deben obrar inteligentemente para no perder el amor cuando éste los ha visitado.

Ahora el hombre estudia la letra «A» del amor. Pasara mucho tiempo hasta que aprenda las letras restantes. Quien habla mucho del amor será puesto a examen, pero apenas lo podrá resistir. El amor es examinado en la vida, no con palabras, precisamente. Mientras el hombre no se temple en el amor no debe hablar de él. Si habla antes de estar templado, se desilusionará del amor y verá que en sus manos tiene billetes de papel en vez de tener oro. Eso es muy natural. El amor del primer grado no trae todavía aquel conocimiento que anhela el alma humana.

Según una nueva definición del amor, nosotros decimos que es ley del trabajo, en el que se gasta poca energía, pero con grandes logros. Es suficiente tocar un botón, con amor para obtener buenos resultados. Un motor de miles de caballos de fuerza puede mover un barco. Con sólo apretar un botón el hombre puede poner este motor en movimiento. La fuerza mágica del amor es semejante a la inteligencia humana en relación con la fuerza del motor. Con un solo toque se producen grandes resultados.

Como discípulo, tú debes saber cómo usar la energía del amor. Ya está determinado a quién debes amar y quién ha de amarte. Eso podrá parecerte imposible; pero, cuando caminas por una calle, ¿no sabes a dónde te lleva? Todo está determinado. Por consiguiente, también está determinado cómo se debe usar la energía del amor. Es un privilegio amar. Por eso mismo, presta atención a todo lo que encuentres en tu camino: piedras, flores, hierbas, animales y hombres.

Presta atención a todas las manifestaciones humanas. Todas las manifestaciones en la vida son manifestaciones del amor. ¡Alégrate de haber venido a la Tierra para estudiar! ¡Alégrate de todo cuanto te rodea! ¡Alégrate de todo lo que el día de hoy te trae! No te preocupes por el día de mañana, él te traerá algo bueno. Todo lo que sucede en tu vida está bien pensado. ¡Trabaja alegremente para el día de hoy! ¡En este día se oculta el futuro, portador del amor! ¡Este amor se va a revelar con toda la plenitud de la belleza! La humanidad ya comienza a comprender que la única fuerza capaz de ordenar el mundo es el amor.

Beinsa douno.

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