ES PERDONANDO COMO SOMOS PERDONADOS

A lo largo de la vida hemos podido tener episodios de desamor desafortunados, ataques incluso de animadversión  e ira, que han causado un doble daño, a la persona receptora de nuestra irritabilidad y al planeta, porque habremos reforzado el gigantesco egregor contaminante de las bajas pasiones. Nos habrá quedado un claro débito.

Estaremos muy alerta a las posibilidades de enmendar ese mal causado, de redimirnos por la contaminación astral generada. Será preciso mantenernos atentos a las posibilidades que la Vida nos brinda de saldar débitos. En el otoño de la vida, cuando menos lo pensamos, cuando creímos todas las grandes pruebas agotadas,  cuando quizás no puedas ni siquiera volver para atrás para llevar la flor pendiente, puedes ser graduado. 

Quizás se te acerque  un gran prueba. Si alguien te origina un grave perjuicio,  te estará otorgando una posibilidad única. Esta persona, aparentemente dañina, te  está concediendo la posibilidad de ser perdonado por el mal que otrora tú originaste. Te presenta la ocasión única, que quizás no vuelva, de menguar el karma y así iniciar una nueva vida desde una octava superior de vibración.

El perdón deberá emerger con fuerza de las entrañas y ser auténtico. Si perdonamos de verdad seremos perdonados, esa es la Ley. Estos días me agarro a ella como un clavo ardiendo. Si alguien te ha hecho mucho daño, es que necesitabas esa prueba para catapultarte en tu evolución. Saluda cuanto te trae la Vida siempre sabia. 

El amor que volcamos al mundo nos retorna. Pide al Cielo que te desborde de compasión. Inunda a esa persona que te perjudica de todo el amor que sepas reunir y por supuesto no lo hagas para intentar sacar réditos. No sirve. Si a esa persona que ahora te perjudica seriamente, tú eres capaz de perdonarle de forma sincera y profunda, ese perdón que tú envías, te retornará engrandecido. Si logras limpiarte de toda animadversión hacia ese victimario que te daña, podrás equilibrar, en alguna desconocida  medida, tu cuenta de deberes.

”Es perdonando como somos perdonados”. No lo dudemos ni  por un instante.  ¡Dios quiera que lo consigamos!

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