Penetra en la vida.

7 – Los opuestos se manifiestan en todos los órdenes de la vida. Siempre se habla de hombres buenos y malos, de sanos y enfermos, de sufrientes y felices. Lo importante es saber cuál es la razón por la cual unas veces se es bueno, sano y feliz, y otras, todo lo contrario. Seguramente, si se observan estos polos para conocer su causa se hará, por lo general, de una manera muy mecánica. Sólo quien penetra en la vida y la estudia en todas sus manifestaciones llegará finalmente a la realidad y podrá responder a sus más importantes interrogantes: el porqué del bien y el mal, de la salud y la enfermedad, del sufrimiento y la felicidad.

8 – Cada fase de la vida lleva en sí fuerzas dinámicas constructivas y destructivas. El error de muchos consiste en pensar que todas las fuerzas en el mundo son constructivas, pero no es así. Los hechos demuestran que, por ahora, las fuerzas destructivas son más poderosas. Como consecuencia de esto, en la vida hay más tristezas que alegrías, más desaliento que fervor. Estas son fuerzas que se acumulan en el hombre, razón por la cual debe estudiar las leyes que logren equilibrarlas. Por ejemplo, cuanto más conscientemente soporte el sufrimiento, tanto más fácil será para él equilibrar todas las fuerzas de su organismo y su carácter. ¿Qué significa alcanzar este equilibrio? Si en medio de los más difíciles exámenes y contrariedades de su vida no duda ni vacila, no pierde su fe ni su amor, podemos afirmar que tal persona tiene equilibrio, ha llegado a ese punto estabilizador de donde ninguna fuerza del mundo lo puede apartar.

9 – Quien aspire a la vida superior deberá estudiarse a sí mismo, analizar sus necesidades y deseos a fin de distinguir los que son vitales de aquellos que no lo son. Los primeros deben ser satisfechos y los otros serán apartados. El deseo de comer, por ejemplo, es un deseo vital y debe ser satisfecho. No es posible privarse del sustento, pero el comer debe ser un trabajo consciente que esté por encima de los deseos vanos.

Existen ríos de pensamientos, sentimientos y deseos que arrastran al hombre. ¡Cuidado con estos ríos! Si alguno de ellos quisiera arrastrarte, piensa en Dios, piensa en el trabajo y en tu elevación.

Beinsa Douno.

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