Quienes quieran entrar en el camino del discipulado, deben tener un alto ideal.
El conocimiento, la fuerza, la belleza, son sólo condiciones que el alma puede utilizar para resolver el problema de la vida.
Porque el ideal es una fuerza con la que el discípulo puede abrirse camino por doquier.
Cuando se alcanza cierto ideal se restablecen las fuerzas en el hombre.
Es verdad que cuando se pierde un ideal también se pierde la fuerza.
Vivir sin ideal es ser un hombre sin fe.
Yo te indico cómo puede ser el camino del discípulo:
Éste debe ser el camino del amor, de la luz, de la paz y de la alegría.
¿Podrás entrar en este camino, no en el futuro, sino ahora mismo, en este preciso momento?
Cada cosa realizada comprende la manifestación de lo divino en el hombre.
Mediante la realización de sus ideales, él conoce hasta qué grado ha realizado lo divino.
¡Cada éxito obtenido en la realización de un ideal, comprende la manifestación de lo divino! Así como la preparación y la realización son para el hombre condiciones de aprendizaje, en el conocimiento de los métodos mediante los cuales Dios se manifiesta, preparación, éxito y manifestación son procesos en la vida del discípulo.
Tú has de saber que los exámenes nunca son más fuertes que el ideal del discípulo para vencer cualquier obstáculo. Por consiguiente, él puede superar las condiciones adversas porque sabe ubicarse por encima de ellas. Esto se logra cuando se lleva en sí lo divino. Hay, sin embargo, quienes no logran superar las condiciones. ¿Por qué es así? Porque carecen de ideal.
¿Y qué es lo que comprendemos por ideal? ¡El ideal es un alma con invencible voluntad!
¡Real debe ser en el discípulo su aspiración hacia el ideal!
El alto ideal colma la conciencia del discípulo.
¡Qué bello es cuando el discípulo lleva algo grande en su alma!
¡Qué bello es cuando sabes que vas hacia lo Grande! ¡En tal grandeza la vida obtiene sentido!
Beinsa Douno.