777 encarnaciones.

Muchos se quejan de las contradicciones que encuentran en el amor. Esto es aparente, pues en el amor, como ya lo he dicho, no existen contradicciones. Si el hombre vive sólo en el amor físico, seguramente encontrará contradicciones. Aun si vive únicamente en el amor espiritual, también ha de tenerlas, e incluso también las tendrá si vive sólo en el amor divino. Pero si vive al mismo tiempo en los tres mundos y conoce las manifestaciones del amor, nunca las tendrá. Hasta que el hombre llegue a conocer las leyes del mundo físico debe pasar por 777 encarnaciones. En el mundo físico se entrelazan los otros dos mundos, el espiritual y el divino, y ambos se estudian simultáneamente. El propósito del hombre es estudiar las leyes del amor para poder recibirlas y transmitirlas correctamente. No hay cosa más grandiosa para el hombre que obtener el amor, mediante el cual podrá penetrar en la plenitud de la vida. Este hombre todo lo llevará en sí mismo. Cuando el hombre penetra en el ámbito del amor se encuentra como en medio de una bruma.

El amor sólo cubre las cosas torcidas y negativas; en cambio ve sólo las cosas bellas, grandiosas y elevadas; vive en la realidad. Cosas reales son las eternas, así como son irreales las cosas transitorias. Cuando se levanta la bruma, el amor se oculta, pero sus manifestaciones se tornan visibles. Si tú quieres que el amor se descubra ante ti, él se hará visible, aunque sus manifestaciones se ocultarán. Entonces, tú no podrás ver al mismo tiempo al amor y sus manifestaciones. Si ves las manifestaciones del amor, al amor no lo verás. Contrariamente, si ves al amor, no verás sus manifestaciones.

Hoy, todas las religiones sostienen la idea de que la gente se debe amar. Para amarse, la gente debe reconocer el derecho que se les ha otorgado. ¡Reconoce el derecho que Dios le ha otorgado a cada hombre, y sosténlo en tus anhelos! Todos los hombres, todos los pueblos, deben cuidar los derechos recibidos de la Naturaleza.

El amor es el principio de las cosas. Mientras el hombre ama, ve claro; y si deja de amar, ya no ve. Sin el amor se es como un ciego. Una vez alcanzado el amor, todo se ve de una nueva manera, con una nueva luz. Si mira el mundo con los ojos del amor, desde este nivel no hay mundo más bello que el físico. Es verdad que si el viejo pudiera amar se rejuvenecería, y que si el joven perdiera su amor envejecería prematuramente. Quien ama, aumenta su inteligencia y su fortaleza. Quien deja de amar, se atonta y debilita. Mientras el amor mora en el hombre, éste se alegra de sus luminosos pensamientos, sus nobles sentimientos, su firme voluntad y su cuerpo sano. Si pierde su amor, pierde también sus manifestaciones.

Beinsa Douno.

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