Se debe lograr un gran cambio en las profundidades del intelecto humano. Se necesita una transformación radical del pensamiento de los padres, los niños, los maestros y los educadores. No basta con reconocer nuestros errores y debilidades. Debemos esforzarnos por mejorar, expandir y elevar nuestra conciencia para salir de las condiciones de nuestra vida actual, cercanas y cambiantes. Los lados buenos y los malos de la vida son estados transitorios; es el proceso de autoconciencia, es la liquidación de viejas deudas, purificación y preparación para una nueva vida. Han llegado tiempos en que el hombre de la consciencia cósmica se prepara por todos los medios para entrar en el tercer principio de la vida y para elevarse del estado de autoconciencia con el fin de llegar más cerca de la conciencia cósmica o de la conciencia divina.
Según el lenguaje del Evangelio, esto significa que el hombre nace del agua y del fuego, que aspira con toda su fuerza al Amor, Sabiduría, Verdad, Justicia y virtudes, donde su alma florecerá en la conciencia cósmica hacia el Principio Eterno que contiene todo en sí mismo.
Sólo en las condiciones armoniosas de la conciencia universal nuestro cuerpo puede reconstruirse y perfeccionarse. El apóstol Pablo dijo: «Tenemos un cuerpo de carne, pero cuando llegue la conciencia cósmica, nuestro cuerpo espiritual se formará». El cuerpo físico sufre, muere y sufre las contradicciones de la vida, pero el cuerpo espiritual no sufre ni muere; permanece en el gozo eterno por su comprensión del significado profundo de la vida real.
¿Pueden nuestros científicos decir cuántos miles de millones de años la Tierra ha salido de su puerto, como un barco, y cuándo comenzó su viaje al espacio? ¿Y durante cuánto tiempo se detendrá en otro puerto?
Beinsa Douno.