Propiedad.

Esta mañana fuimos con nuestro amado Maestro a la fuente de aguas minerales (cerca del pueblo de Rudartsi). El camino descendía serpenteando entre los arbustos y el bosque joven. Cuando llegamos a un claro cerca del camino nos sentamos a descansar. Los campos estaban listos para la cosecha. El aire estaba refrescado por la lluvia y uno podía oler el ozono. frente a nosotros se abría una amplia vista del valle, delineado en cuadrados por los campos y las casas. En diversos lugares podían verse pequeños pueblos resaltados por el humo de sus chimeneas. Un hermano pregunto acerca de la propiedad privada.

El Maestro dijo:

Del mismo modo que el campo produce trigo, ustedes lo cosechan y dicen que les pertenece. Ustedes toman posesión del campo y dicen que es suyo. Ustedes ven las piedras y dicen que son suyas. Si ustedes tuvieran que pagar impuestos por la luz y el calor que reciben del Sol, ¿cómo lo harían? Cuando las personas no tienen conciencia de Dios, ellos dicen que todas las riquezas les pertenecen. Cuando las personas se vuelven hacia Dios se dan cuenta que todo lo que existe en el mundo pertenece a Dios. Cuando llegan a esa realización, ellos se convierten en hijos de Dios y herederos de toda Su Riqueza, herederos del Reino de Dios.

Ustedes tienen una casa y dicen “Esta casa es mía, la heredé de mi padre”, o “Con este dinero construí una casa”. La casa no les pertenece, y tampoco el dinero. ¿Son suyas las piedras con que construirán la casa? Ustedes las tomaron de la montaña. Ustedes dicen que las compraron, pero ustedes se las compraron a la persona que se las había apropiado previamente.

A ustedes sólo les pertenece aquello que Dios les ha dado. Sólo aquello con lo que han nacido, su mente, corazón, espíritu y alma, les pertenece. Tengan cuidado con la atadura a la propiedad privada que puede sofocar a las personas. Ser el primero del mundo, el más fuerte y el más rico, esas son las ideas de la propiedad privada.

Hay una historia acerca de la conversación entre un campo y su dueño. Cuando el dueño compró el campo, él le previno: “Yo doy las ordenes aquí, y quieras o no me darás fruto”. El campo le respondió: “Yo he trata do con muchos como ti anteriormente. Ya te sacaré del medio”.

La riqueza es un botín común. Es el resultado de las actividades de todos los Seres Avanzados. ¿Que campesino puede decir que los frutos son realmente suyos? A su lado han trabajado los bueyes, los caballos y los peones que el contrató. También los elementos de la Naturaleza han ayudado. Por lo tanto, las riquezas del mundo son el resultado combi­ nado del esfuerzo de todos los seres. Ustedes no pueden decir que la riqueza les pertenece sólo a ustedes.

No está permitido construir vuestra felicidad sobre la desdicha de otros.

¿Qué podemos esperar de la Nueva Vida? Todo aquello que liberará a las personas de sus araduras con la propiedad privada.

Algunos preguntan cómo se puede mejorar el mundo. Si ustedes recolectan trozos de metal y los colocan dentro de una botella, ellos harán ruido cuando ustedes sacudan la botella. Pero si ustedes los funden, ellos se transforman en una masa única que ya no hace ruido. Cuando llegue lo Nuevo, las personas se reunirán y su atadura a la propiedad privada desaparecerá.

Beinsa Douno.

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