Ya no hay derechas e izquierdas. Ya clausuramos ese baldío pugilato. Hay evolución o freno. Hay abrazo o brazos cerrados. Acogida o muros. Hay amor a la Tierra nuestra Madre o Monsanto. Hay solidaridad con nuestros hermanos o el “sálvese quien pueda”. ¿Qué elegiremos? No me interesa el color de tu papeleta. No te pregunto qué sobre meterás en la próxima urna. Prefiero saber qué palabras de amor susurrarás al alba a tu Madre, cuánto de ternura y compasión cargará tu mirada al tropezar con el dolor del mundo…
Quiero saber hasta dónde podemos ir juntos, olvidar nuestros mutuos agravios. Por encima de todo constatar si unidos podemos escribir una nueva y apasionante historia en la que nadie pierda, ni quede atrás, ni sea explotado, tampoco los Reinos que cantan y vuelan, que dan sombra y no se mueven, que dan anclaje a este intento.
No me interesa tu viejo carnet, sino tus nuevos anhelos, la esperanza que imprimes al divisar horizonte, el coraje que llevas dentro para tratar de construir algo diferente. Quiero saber hasta dónde estamos dispuestos a releer el pasado, a reinterpretar la historia sin apegos, a desnudarnos de nuestros equívocos, a soltar lo que no representen valores superiores, principios eternos. No es tanto cuestión de dónde nos extraviamos, más bien de si nos reencontraremos, de si nos hallaremos en nuestra verdadera naturaleza, más bien de si clamaremos “¡Presentes!” en el nuevo recuento de los servidores.»