Yo te digo ahora: ¡Libérate de todo falso concepto sobre la vida! Tú también, como Job, pensabas que eras infeliz. Ésa era una ilusión. Luego piensas que eres feliz. Ésta es otra ilusión. Piensas que estás enfermo. Ésta es otra ilusión. Piensas que estás sano. Es otra ilusión. Que eres erudito o ignorante, también es ilusión. ¿Y cuál es la realidad, entonces? Si tú piensas que eres erudito, te estás comparando con alguien que no tiene tus conocimientos. Mas no debemos hacer comparaciones. Yo sólo predico una cosa: ¡El hombre progresa en su desarrollo! Que tú eres erudito, eso es relativo.
Pero, si tienes tantos conocimientos, ¿por qué sufres?, ¿por qué pierdes tu alegría? Podrá ser muy agradable vivir en las ilusiones de la vida, pero esto no tiene sentido. Al menos debes tomar conciencia de que existe una vida más bella que ésta que vivimos. Así como existe una vida superior a la de los animales, hay también una vida superior a la humana. Debemos estar seguros de aquello que Dios ha introducido dentro de nosotros. Eso es lo divino, y en eso debemos apoyamos. Si a veces te descorazonas, penetra más profundo, más profundo en ti mismo, hasta que alcances tu verdadero mundo de felicidad y armonía. Entonces sí podrás decir: «¡Ahora comprendo la verdad!»
No me refiero a las verdades dichas por uno u otro filósofo, teólogo o profesor. La luz que viene de afuera no puede iluminar tu conciencia. Aquéllas tal vez fueran verdades dichas para un momento determinado. Aun Cristo, uno de los más grandes Maestros que tuvo la humanidad, dijo en su tiempo: «Tengo todavía muchas cosas que deciros, mas ahora no las podéis llevar». ¿Cuáles fueron las cosas no dichas? Si las pequeñas cosas que dijo no fueron aplicadas en la vida, ¿qué queda para las grandes cosas que no pudo decir? Si hubiéramos aplicado lo que dijo, tendríamos una cultura totalmente distinta; tendríamos otro orden y otros dones.
Me han preguntado cómo será el futuro orden. Yo digo que será tal como sea la gente. Este orden que tenemos, hace miles de años que ha sido creado. En sí mismo, este orden no es malo; lo analizo en un amplio sentido. Este orden, esta vida, eleva a la humanidad en su conjunto. No es ideal, pero tampoco puede decirse que sea malo. Hay, sin embargo, una vida más elevada que despierta la aspiración de la humanidad.
Así como nuestro sistema solar se dirige hacia su centro, así nuestra vida es dirigida hacia un centro, hacia el gran Bien de la Vida: hacia la alegría, el amor, la sabiduría, la verdad y la libertad.
Y entonces, cuando alcancemos esa vida, diremos como Job: «Ya no pensaré como antes, ya no viviré como antes, ya no sentiré ni obraré como antes». A este pensamiento lo puedes poner como fundamento de tu vida. Viviendo así, serás el hombre que quisieras ser creado. Entonces diremos: ¡Bienaventurados los creyentes en la nueva concepción del amor! ¡Bienaventurados los creyentes en la sabiduría, la verdad y la libertad! ¡Pobres aquéllos que permanecen en las viejas ideas!
Peter Deunov. El camino del Alba.