Son los vástagos los que llaman a la puerta. Susurra la Sabiduría sin tiempo que los hijos buscan a los padres, no los padres a sus hijos. Lo que sí pueden los padres es elevar su vibración, de forma que sean buscados por hijos de vibración elevada. Las bendiciones también se conquistan, no se regalan. Debiéramos apartar el lamento. Sólo tenemos lo que merecemos. Nos lo podemos creer o no. Nos podemos revelar o no, pero revelándonos sólo retrasamos el despertar de la conciencia, la hora de la comprensión.
En toda circunstancia habremos de amar a los progenitores que nos dan la oportunidad de volver a este escenario de crecimiento sin par. Nadie jamás debiera maldecir a ningún progenitor puesto que por Ley de albedrío lo hemos elegido. A más abultado karma las posibilidades de elegir merman. En cualquier caso, si los progenitores no estaban más evolucionados, si no nos dieron la ternura y caricia que hubiéramos querido, deberemos tan solo pensar si es que reunimos mérito. El abanico de padres no es ilimitado, pues el alma reencarnante, con la ayuda de sus Guías o Tutores, ha optado por una geografía y por un momento oportuno. Ha elegido un nivel social, un entorno grupal, una serie de almas cercanas con las que desea encarnar…
La opciones se van reduciendo, pero la última decisión es del alma reencarnante. Sí, hacen faltan por lo tanto Escuelas de padres, escuelas que inicien a los padres en una nueva vida, que les orienten para acoger en sus hogares la bendición de seres evolucionados. Hacen falta Escuelas de padres donde se adquiere el sagrado y elevado sentido de la concepción, donde se ganen los boletos para acercar a la Tierra a las almas que la han de elevar.Nacer en una familia numerosa es un regalo. Los padres que alumbran familias numerosas crean las mejores escuelas de fraternidad humana, pues es en el seno de ese hogar prolífico donde la criatura aprende desde bien pequeña a colaborar y compartir. Benditos los padres que las alumbran. Eso no lo aprendí en los libros. Yo creo y esto ya es mera opinión subjetiva que los hermanos también nos buscamos. Los padres crean las posibilidades de los reencuentros.
Los hermanos nos buscaríamos por las más diferentes razones. Una sería para seguir ayudándonos y disfrutando de la mutua compañía. Otra sería para intentar restañar los roces o conflictos de las vidas anteriores. También puede ser para orientarnos mutuamente en el crecimiento o sencillamente porque hemos querido guarecernos bajo el mismo techo, aunque no haya un vínculo particular de otras vidas. Crear una familia es de las más elevadas formas de servicio a la humanidad. Dar la oportunidad a nuevas y desarrolladas almas para poner un pie en la tierra es un ideal que tiene pocos pares. Llegará un día en que la planificación familiar adquiera un sentido radicalmente diferente al que hoy comunmente se nos anuncia. Planificar familia no para el propio interés, sino para mejor servir al Plan Divino de Amor, para atraer a seres de luz capaces de iluminar nuestra Tierra entera.
- Imagen de Elena Molina