Tú dices que eres pobre. No, no eres pobre. Restablece el vínculo destruido y la riqueza fluirá hacia ti. De ti dependen tu riqueza y tu nobleza.
Cuando prometas algo, cúmplelo, no lo postergues. Así aprenderás a aprovechar los momentos, porque cada momento trae sus dones y riquezas. Cuando el hombre no cumple su promesa, comienza a disculparse buscando las causas fuera de sí mismo. Pero las disculpas no le ayudan; cada incumplimiento muestra el vínculo roto entre las dos conciencias.
Restablecer el vínculo entre las dos conciencias significa restablecer el vínculo entre la mente, el corazón, el alma y el espíritu. Cada perturbación se debe a la interrupción de este vínculo.
Cuando te levantes, cada mañana, haz el siguiente ejercicio: Eleva tu mente hacia Dios, diciendo: «Señor, ayúdame a establecer el vínculo entre mi conciencia inferior y mi conciencia superior». Medita cinco minutos sobre este vínculo y comienza a trabajar. Por la noche, antes de acostarte, agradece por la ayuda recibida durante el día y vuelve a meditar sobre la fuerza que radica en este vínculo. N o debes esperar grandes resultados, de golpe. Alégrate, así hayas logrado un resultado ínfimo. La fuerza consiste en la unión y no en la separación. Sólo con la conciencia personal no lograrás nada, así como tampoco lograrás nada sólo con la conciencia superior. Pero, ambas conciencias unidas constituyen una gran fuerza.
¿Qué representa la divina conciencia? Representa altura; o sea, una alta cima en la montaña. ¿Qué representa la conciencia habitual? El llano. Para que el llano aproveche los dones de la montaña, entre ellos debe haber un vínculo mediante el cual las energías de la altura desciendan a la planicie.
Beinsa Douno.